martes, 29 de octubre de 2024

Placer por el terror( Presentación de El Aprendiz de conjunto - Mia Duarte)

 


Desde que las primeras personas se reunieron a la luz de un tímido fogón, tal vez en una oscura caverna mientras los truenos los hacían temblar, las historias de terror estuvieron presentes. Es muy posible, que a pesar del pavor que aquellas historias despertaban en los oyentes estos insistían al relator que volviera a narrarlas una y otra vez. Miles de años después, muchos de nuestros contemporáneos, siguen consumiendo historias terroríficas, chorreantes de sangre y con grotescos escenarios repletos de cadáveres, en busca de un solo objetivo. Sentir miedo.

 Este placer por lo tétrico compartido tanto por los primeros Neandertal con los Millennials, o los jóvenes de la generación Z de hoy, se debe a que, psicológicamente hablando, el miedo es una emoción negativa que provoca que el cuerpo, segregue el neurotransmisor conocido como adrenalina, el cual se encarga de activar la respuesta de lucha o huida ante la situación de peligro. Paradójicamente, esta sensación que eleva la presión arterial, aumenta los latidos del corazón, la respiración, inclusive después de varios minutos de haber dejado de leer, es la que atrae a los amantes del género de terror. Es así como el lector, al ponerse en la piel del protagonista, experimenta los efectos de la adrenalina que debería sentir este, aunque en la seguridad del mullido sillón de su sala o donde quiera que este leyendo.

 Mia Duarte, autora de esta novela, desde muy joven comenzó a sentir ese placer por la literatura de terror. Ferviente consumidora de los cuentos y novelas de Poe, Shelley, Stoker, King y otros, no tardó a crear sus propias historias. Y fue así que, en 2017, con solo 12 años, publicó el libro de cuentos “La sonrisa y la sombra” y posteriormente, en 2020, “Relatos espectrales”. Con este antecedente sus lectores nos preguntábamos ¿Para cuándo la novela?

“El Aprendiz de Conjunto” es una novela construida como un intrincado puzle de atrapantes y espeluznantes situaciones que van aumentando en intensidad hasta llegar al inesperado final.

Ambientada en un lúgubre claustro, el personaje principal "Tirso" intenta, sin perder su poca cordura, escapar del tenebroso lugar, rodeado por una muralla viva, de espectros huecos, caníbales y tenebrosos seres devoradores de espíritus.

Espero que al leer cada uno de los diecinueve capítulos su adrenalina se dispare, su pulso se acelere y su corazón lata tan fuerte que se vean obligados a recomendar esta novela a otro cultor del género de terror. Que lo disfruten.  

Alejandro Hernandez y von Eckstein

Descalzo en un Colegio

 Una vez escuche a mi papá decir: "Donde fueres haz lo que vieres" Esta no tan extraña frase me sirvió mucho en mis viajes al exterior ya que gracias a ella pude disfrutar de costumbres y extrañas comidas que me hicieron acariciar parte e las raíces culturales del país visitado. De esta manera en Uruguay, de la mano de Irina Ráfols probé el fainá y el chivito", en Perú probé el cui y el churrasco de llama, en Costa Rica el "gallo pinto" y "el casado", en Bélgica degusté los mas deliciosos chocolates, en Palestina sumergí mis pies en el río Jordán, me descalcé al entrar en la Mezquita de Omán en al-Quds (Jerusalén) , y en mi amado Kemet, moje mis manos y cara con la aguas el eterno Nilo.

Hoy sin, salir de Asunción, mi tocó volver a valerme nuevamente de esta frase al ir al encuentro con los alumnos del colegio La Providencia, donde estos niños se sacaron los zapatos para entrar en un salón "alfombrado" con varias colchonetas done se sentaron. Fue así que, por primera vez desde que visito colegios y escuelas, me saque mis sandalias y descalz
o compartí una experiencia inolvidable.

domingo, 8 de septiembre de 2024

Mi musa


 

Una suave melodía envolvía la habitación, iluminada tenuemente por la luz del monitor de la computadora. Afuera, la noche reinaba con todo su esplendor mientras la furtiva briza ingresaba sutilmente, como ladrón, por la ventana entre abierta.

A pesar de que todo estaba dado, mis dedos se deslizaran torpemente sobre el teclado dejando en el monitor tan sólo unos cuantos párrafos. Me serví otra taza de té, sorbí un trago, y me dejé caer en el sillón del escritorio.

-          Por lo visto Calíope no han venido a visitarte hoy ¿Qué te ocurre? - dijo una voz detrás de mí.

Lejos de inquietarme y a pesar de saberme solo, aquella imposible voz, recorrió mi cuerpo con cálida y eléctrica emoción. Voltee y ahí estaba.  Baja y menuda, como la recordaba, vestida con su trajecito de confección y luciendo su característico peinado “globo” de los ochenta, allí se encontraba mi profesora de historia.

-          Profe…-balbucee.

-          ¿Acaso estamos en el aula? ¿No recuerdas mi nombre? -respondió sonriente.

Sonreí también y fue entonces que recordé la vez que, junto con un pequeño grupo de compañeros a los que hoy calificarían de nerd, me permitió llamarla por su nombre de pila.

-          Margarita… -dije mientras mi mente retrocedía en el tiempo.

Los recuerdos volvieron a mí a raudales y la vi nuevamente frente al verde pizarrón, con las mangas manchadas por la blanca tiza, enseñándonos a todos los que tuvimos la suerte de conocerla, mucho más que una materia en un plan de estudio. Enseñándonos a luchar, a seguir nuestros sueños y nunca dejarlos, aunque tengamos todo en contra, que la mente es la mejor máquina del tiempo y que solo bastaba conocer, imaginar y desear con el alma, para viajar por las arenas del tiempo.

-          Ahora sí nos entendemos. Y retomando mi pregunta ¿Qué te ocurre? Te noto preocupado, distante. Si sigues así mejor ve a dormir ya que Calíope, la musa griega de la elocuencia, la belleza y la poesía épica no ingresará esta noche por esa ventana.

-          Nada… Bueno, sí. Hay días, como hoy, que me cuestiono si he seguido el camino correcto. ¿Nunca te cuestionaste el dejar de enseñar? y…, dedicarte a otra profesión más rentable, menos exigente para vos y tu salud y dedicarte más tiempo a vos misma.   

-          ¿Dejar de enseñar? ¿Y perderme de que alumnos como vos me desafiaran en clase con sus investigaciones contrarias a mi pensamiento político-histórico? -respondió riendo de buena gana y prosiguió- También, en su momento, me hice una pregunta similar y el tiempo me respondió que por más difícil que sea la situación o tentador que sea el motivo, dejar que nos alejen de nuestra pasión, en tu caso la escritura, equivaldría a que nos corten ambas manos, junto con parte del alma. Es cierto que postergué muchas cosas por ustedes, y aunque al final pude disfrutar de la pintura y largos viajes, muchas de ellas quedaron en el tintero para siempre, aunque jamás me arrepentiré de acompañarlos, de compartir mis conocimientos y sobre todo de aprender de ustedes y con ustedes.

-          Fuiste la primera que me dijo que tenía que escribir, a pesar de mis horrores ortográficos y la opinión de la profesora de Lengua Española… ¿Qué viste en mí?

-          ¡Y te tomaste dos décadas para hacerme caso! –dijo sonriendo dulcemente y prosiguió- Me preguntas ¿que vi en vos? Vi a alguien con una gran imaginación, apasionado por la historia, y que leía mucho. Descubrí a alguien que lucharía contra viento y marea para lograr sus sueños y, sobre todo, un cabeza dura como yo. Alguien a quien pasarle la posta, alguien que con el tiempo seguiría, de alguna forma, un camino que yo también seguí en su momento. También, algún día harás lo mismo… Ahora debes despertar y retomar con tu trabajo.

Mis cansados parpados se abrieron. La melodía seguía sonando, el té se había enfriado y un par de lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

-Querida Margarita- dije suspirando-, cuanto lamento no haber podido agradecerte por todas esas horas que compartimos, por tus charlas fuera de clase. Pero especialmente por tu sacrificio y empeño dejando todo para hacer lo mejor que sabias hacer: Enseñar.

No sé si tu devoción al trabajo, o el cigarrillo, fue lo que finalmente la arrebató prematuramente de entre nosotros. Pero quiero que sepas que tu recuerdo y tus palabras están y estarán siempre marcados a fuego en mi alma al igual que tu sonrisa.

¡Gracias Margarita por ser, además de mi profe de historia, mi musa, y guía de vida!

 

miércoles, 3 de julio de 2024

Presentación de "Cuentos de Guerra" de Javier Viveros


 Cuando se pregunta a un grupo de estudiantes si les gusta la historia, la respuesta por lo general es un rotundo NO. Esto, a mi parecer, se debe a la manera de enfocar su enseñanza, en la cual tediosos textos plagados de fechas y sin ninguna clase de motivación abruman al estudiante que termina diciendo ¿De qué me sirve estudiar kilométricos textos con cosas que ya pasaron y sus protagonistas son viejos o están muertos? Sin embargo, si tenemos en cuenta que la historia es una rueda cuyos hechos se repiten cíclicamente, con mínimas variantes, su conocimiento es fundamental para adelantarnos a futuros acontecimientos e impedir o minimizar sus efectos en la sociedad. Por ello, podemos decir sin equivocarnos que si despreciamos nuestro patrimonio histórico y desconocemos o renegamos de la historia, no podremos entender nuestro presente, con sus bondades y desgracias, pero lo más trágico será que jamás podremos aspirar a un futuro venturoso.

Es por lo que acabo de mencionar, algunos escritores, tratan de revertir esta situación abriendo, con su pluma, una ventana por la cual, entrelazando a la historia con la ficción permiten, al lector, descubrir una versión más amigable y agradable de un hecho histórico, ya que, gracias a la aventura planteada en el texto, inconscientemente se descubre y conoce hechos, costumbres y situaciones históricas.

Entre estos escritores se encuentra Javier Viveros, quien, desde hace varios años, con sus cuentos, obras teatrales, guiones cinematográficos y comics ha llevado a miles de lectores y espectadores a reencontrarse con nuestro pasado.

Cuentos de guerra es un claro ejemplo de lo que les digo. Dividido en dos grupos de 7 cuentos cada uno, esta obra transporta al lector con sus vividas descripciones a la crudeza de la guerra contra la triple alianza (1885-1870), entre las cuales rescato los cuentos “La falta” y “Decimatio”, y a la agonía por el monstruo de la sed durante la guerra del chaco (1032-1935) reflejada fielmente en “Yvy’a”.

De forma magistral, Javier Viveros, combina pulcramente su erudición histórica con la ficción, haciendo que la camaradería de los antiguos guerreros paraguayos y la infaltable magia de la tradición popular guíen al lector a reencontrarse con nuestras raíces.

Amigo lector, déjese conducir por la cautivadora pluma de Javier Viveros y, mientras es cubierto por las brumas del tiempo y el resonar de los cañones y ametralladoras, disfrute de cada uno de estos cuentos mientras descubre otra cara de nuestra rica historia.