Como decía en la anterior entrada a este blog, cuando los antiguos esclavistas convertidos en modernos empresarios descubrieron que las nuevas leyes permitían que sus antiguos esclavos TRABAJARAN PARA VIVIR generándoles esto un costo al tener que pagar “sueldos dignos” en efectivo tanto a hombres como mujeres. Sin embargo esto no los hizo perder la fé de que algún día volverían a tener el control y esperaron hasta que una nueva oportunidad les volviera a sonreír...
¿Como hacer que un hombre trabaje más de lo que debe por ley para así tener más ganancias?, se preguntaron esos empresarios? ¿Como volver a tener el sartén por el mango?
Los que tienen un poco más de cuatro décadas sobre este caótico mundo seguro recordarán a sus padres decir: “Cuidá ese pantalón que tiene que servir para tu hermanito”, o recordarán la vieja heladera de más de veinte años en la casa de la abuela.
Hoy por hoy eso quedó en el pasado. La ropa se usa unos meses y se tira, como los también modernos pañales descartables. Muchos de los que leen estas lineas han comprado tantas heladeras y cocinas, en los últimos veinte, años que igualan a las que tenían todos sus parientes juntos en la década del 70.
¿A que se debe el cambio de mentalidad de guardar todo a tiralo todo? y por ende necesitar más dinero para seguir esta compulsión de comprar por comprar o visitar shopigns, entre otras actividades desconocidas hace veinte años.
Los empresarios vislumbraron la solución a sus problemas cuando se preguntaron:
- ¿Para qué construir una heladera para que resista cincuenta o sesenta años de uso si podemos construir unas que solo duren cinco, ahorrándonos materiales y aumentando las ventas? Esto además obligará al trabajador a comprar entre diez y doce equipos en igual periodo de tiempo.
- !Cierto!-respondió otro-y además de construir artefactos más frágiles promocionaremos agresivamente a los nuevos modelos de manera que si algún articulo sale “fallado”, durando más que “su” tiempo útil, a nadie se le ocurra conservarlo.
- Y si todavía persiste en su testarudez-acotó el primero- sus vecinos se encargarán de burlarse de él haciéndolo desistir de su idéa.
Fue entonces que el trabajador ante la necesidad de comprar compulsivamente, incentivado por el continuo bombardeo de publicidades y “el que dirá mi vecino si me ve mi “vieja” cocina que compré hace seis meses”, descubrió que necesitaba más dinero que el que él y su esposa podían traer al hogar trabajando las horas especificadas por la ley...y como estaba prohibido que los niños trabajen... se preguntó ¿Y ahora quien podrá ayudarme?.
Lamentablemente el “Chapulin Colorado” o no escucho o estaba en el mismo problema, cuando el señor empresario vino con la solución: LA TARJETA DE CRÉDITO, un simple plástico “mágico” con el que uno puede comprar y gastar “ilimitadamente”...
El resto de esta historia la conocemos todos. Deudas impagables, y personas que dejaron de TRABAJAR PARA VIVIR volviendo a VIVIR PARA TRABAJAR.
El consumo soluciono en parte el control que el “patrón” tenía sobre el “trabajador” solamente faltaba algo... ¿Como saber donde y que está haciendo en sus escasas horas libres? Y ahí entró, junto con la tecnología, nuevamente el “grillete” o como le llamaban en las plantaciones algodoneras de Estados Unidos el“BlackBerry”.
Con lo que digo no estoy haciendo revisionismo histórico ni en la nueva versión remasterizada de “Lo que el viento se llevó” verán a Clark Gable y a Vivien Leigh hablando por teléfono móvil, es que “BlackBerry” les llamaban a los grilletes en aquella época por asemejarse a grandes cerezas negras.
Hoy en día sería un escándalo mayúsculo si un patrón le colocara un grillete a un funcionario pero, sin embargo, es aplaudido que como un empresario, como “beneficio laboral”, otorgue a su funcionario un teléfono móvil quedando inalambricamente atado con este moderno grillete. De esta manera maquiavelicamente, al igual que el esclavo de las plantaciones, el pobre funcionario quedará atado al trabajo todo el tiempo.
Lo que diferencia al esclavo del moderno trabajador es la actitud, ya que a diferencia del pobre negro el funcionario trabaja como este, pero feliz de llevar a todos lados su “BlackBerry”, con el cual el trabajador no tiene excusa de decir que no le llegó o que no escuchó el mensaje porque este teléfono cuentero y metiche avisa si llamaron y se contestó, si hay mensajes por leer, si se leyeron y si los demás abrieron los correos que se han enviado, le marca citas, los horarios, lo despierta, se apaga solo, se enciende solo y además tiene la ventaja de permitirle estar idiotizado por horas en la Web, mientras se consume el saldo y a fin de mes vienen cuentas astronómicas a pagar, obligándolo a trabajar más “duro” para poder pagar, ademas de su tarjeta de crédito, el costo por tener el honor de usar su moderno grillete.
Y como dicen en los cuentos de hadas “todos vivieron, y seguirán viviendo, felices comiendo perdices, caviar y lombrices...(el lector decida quien come que)
Hola ALEJANDRO
ResponderBorrarTus palabras reflejan una realidad que se vive diariamente a lo largo del mundo. Estamos inmersos en el consumismo que ya no es exclusividad sólo de las grandes potencias y finalmente hay muchos más esclavos de los que había antes.
Muy buena entrada.
Te agradezco el saludo que dejaste en mi blog.
Un abrazo