Etiquetas
- Para pensar (113)
- artículos (102)
- artículos prensa extranjera (12)
- Lugares y ferias (11)
Cuentos en el blog
- Cuentos (20)
sábado, 28 de febrero de 2009
El agua y el aceite en la vida
martes, 24 de febrero de 2009
Los sonidos del silencio o el miedo a vernos en el espejo del alma.
Se define al silencio como la ausencia de ruido o sonido, la abstención de hablar, sin embargo nunca el silencio es total. Al contrario, cuando menos ruido hacemos, cuando más esfuerzo ponemos en acallar a nuestro entorno comienzan a surgir otros sonidos, otras sensaciones desconocidas, postergadas u olvidadas en el torbellino en el que la sociedad nos atrapa.
Estas sensaciones, producen muchas veces miedo. ¿Será acaso este miedo producto de la reacción de auto defensa que tenemos a lo desconocido? O simplemente el miedo a encontrarnos a nosotros mismos y que no nos guste lo que vemos.
El hombre de hoy en día esta inmerso en un bombardeo de “ordenes” impuestas por la misma sociedad. Muchas veces estas ordenes, disfrazadas de “modernas” costumbres sociales, van contra nuestras fibras mas intimas pero, sin embargo, las acatamos para no quedar descolocados, para no estar fuera de onda, o como diría un adolescente para no ser un NERD.
Al acatar estas imposiciones, que nuestro interior rechaza, cambiamos lo verdadero por lo banal, nuestro verdadero ser por lo que quieren que seamos. Aunque al principio no se note la diferencia con los años esta se transforma en un verdadero abismo.
Es por esto que cuando llegamos a casa del trabajo nos aturdimos con la radio, la televisión, la licuadora, y cuanto objeto acalle los gritos que da nuestro “yo interior” para que retomemos la senda perdida.
Es cierto que el hombre es un ser social, pero eso no quiere decir que tengamos que transformarnos en el clon del vecino simplemente por el miedo a estar solo y no ser aceptado.
Debemos perder el miedo a estar en silencio y dejar un tiempo para reflexionar y cotejar las actitudes tomadas con las que deberíamos haber tomado.
Si bien la definición de sociedad dice que es:
Una “agrupación natural o pactada de personas, que constituyen unidad distinta de cada uno de sus individuos, con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o alguno de los fines de la vida”[1], esto no quiere decir que el individuo debe despersonalizarse y perder sus valores por ser parte de esta.
Cada individuo debe respetar la individualidad de cada miembro de la sociedad enriqueciéndose con lo bueno que pueda aprender del otro sin perder su identidad o sus valores. Cuando esto ocurra, de seguro, podremos volver a disfrutar, y sin miedo, los sonidos del silencio.
[1] extraido de Microsoft® Encarta® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
¿El envoltorio o la golosina?
La cultura occidental nos ha inculcado que lo superficial es lo principal. Nos importa más con que vestimos el caparazón y como alimentamos el ego y la vanidad, pero olvidamos la importancia de alimentar el alma, el espíritu, el "yo superior"
¿Cuantos a nuestro alrededor prefieren ir de shoping a quedarse en casa disfrutando de un libro o simplemente quedarse acompañado de uno mismo?. La gente que nos rodea teme quedarse solo porque teme encontrarse con ella misma.
El alma es lo que nos hace iguales, es lo que nos acerca más los unos a los otros porque cada alma es parte de un todo. Un todo de donde vinimos y a donde volveremos tarde o temprano, sin importar que marca de camisa usemos o que religión profesemos.
La banalidad terrenal hace que la gente se preocupe del cascarón que contiene al alma olvidándose de esta. Es como si atesoráramos los envoltorios y tiráramos las golosinas que en este vinieron envueltas.Olvidamos que ese envoltorio solo sirve para que la golosina pueda cumplir su cometido y no a la inversa.
A mi parecer la misión que nos trae a esta tierra es hacer brillar y crecer nuestra alma, nuestro "yo interior", y hasta que esta misión no se cumpla en su totalidad no podremos subir la escalera que nos llevara a la luz infinita.