Quiero compartir con ustedes la crítica literaria realizada por el crítico Valenciano José Vicente Peiro, la cual será publicada en la revista digital de la Sociedad de Escritores del Paraguay, SEP Digital, a finales del mes de abril (www.sepy.com).
Muchas gracias José!!!
Uno de los escritores
más activos de Paraguay, tanto dentro de la Sociedad de Escritores
como por número de publicaciones, es Alejandro Hernández. Argentino
de nacimiento (Buenos Aires, 1966) residente en Asunción desde 1985.
Sus numerosas novelas, de las que hablaremos próximamente, no deben
ocultar la existencia de un atractivo libro de cuentos suyo titulado
Nueve Vidas.
Editado en junio de
2012, no sabemos si estamos ante un libro o ante el propio Alejandro
Hernández. Lo afirmo en función de que las historias que en él se
incluyen están llenas de bondad y de optimismo, como es él. No
siempre la literatura ha de contar desdichas. De niños y jóvenes
nos gustaban esas historias donde los mosqueteros derrotaban a
Richelieu y su taimada aliada, e Ivanhoe restituía al verdadero rey
frente al usurpador Juan Sin Tierra. Incluso las aventuras del pícaro
Lázaro de Tormes no finalizan mal, dado que va ascendiendo
socialmente a costa de ir perdiendo la honra, pero come aun a costa
de poseer unos cuernos propios de un cebú. Pues si: el optimismo no
es una característica negativa para el hecho literario, puesto que
ha de evaluarse como concepto artístico y no como énfasis moral.
¡Hasta la literatura de amor solía acabar bien y la chica conseguía
al joven apuesto! ¿Valores conservadores? ¿Subliteratura? Visto el
panorama al que ha llegado la sociedad, digamos que más bien los
valores conservadores proceden más de la economía que de la
literatura. No justifiquemos pues que el optimismo sea un aspecto
negativo en toda obra literaria. No toda la poesía amorosa de Neruda
es fruto de la desesperación: también existe la del gozo.
Estos relatos de
Alejandro Hernández rezuman vitalismo, ganas de superar las
adversidades con unos planteamientos alejados de la ingenuidad. Son
retablos de episodios de la vida cotidiana. Nelson Aguilera comenta
en el prólogo que cada una de las nueve vidas narradas es una
lección de vida, a lo que añadimos la preponderancia del relato
sobre cualquier componente moral. Aguilera expone el sentido de la
obra en virtud de la perfección, dado que las historias nos permiten
meditar sobre la vida, y que cada lección está unida a la realidad,
el amor, el pasado, la fantasía, el sueño o los cuestionamientos
metafísicos que unen el más allá con el presente. Así, “La
florista” es un canto al amor: el matrimonio será una institución
pero no puede impedir el amor auténtico de Andrés hacia Violeta.
Pero, además, en este relato se subliman los sentimientos sobre lo
material. Carla, la esposa pediatra, es práctica, valora el dinero,
un buen trabajo y el patrimonio, pero Andrés es capaz de abandonar
una vida cómoda por el amor.
Lo sobrenatural aparece
en “La residencia Gremlin” pero no como un elemento puramente
fantástico. Hernández lo emplea para valorar el pasado, para
reivindicar la pervivencia del patrimonio histórico. Un centenario
edificio va a ser derribado, pero finalmente algo misterioso sucede
para que el intendente dé marcha atrás en su decisión. Y así la
muerte también se abre paso en el relato del autor, cuando en
“Vacaciones con mi abuelo” sobrevive la poesía y las historias
al propio deceso del abuelo, que ha dejado sus sueños plasmados en
papel. La ternura está presente en todos los relatos, incluso esa
ternura del fracaso en “El invisible del subterráneo”, donde un
vagabundo cuenta cómo fue un hombre triunfador pero determinadas
circunstancias le condujeron a la indigencia absoluta.
El tema del Egipto
antiguo, tan amado por el autor, como se trasluce en su primera
novela Conspiraciones faraónicas, primera parte de la
teatralogía “Travesías de Waty el escriba”, es el germen de “La
decisión”, un excelente relato sobre el misterio de la vida
ulterior. Esa muerte que está presente en el autobús de “El
chofer”, pero que al final se frustra porque el protagonista decide
vivir, haciendo gala de ese vitalismo tan defendido por Alejandro
Hernández en sus relatos. O en “Bobi”, que recorre la
experiencia de la muerte de un perro que ha sido abandonado por sus
dueños.
También hace gala
Hernández del relato metaliterario en “El secreto de la
biblioteca”. ¿Cuál es el secreto de los libros?, se pregunta el
personaje e interroga al lector. Ahí queda el reto de la profesora
Margarita. Porque la felicidad existe si se recupera el valor de lo
humano, como ocurre en “Cuando crezcas lo entenderás”, el cuento
que cierra la obra, donde la protagonista abandona su buena posición
laboral a cambio de “la remera de mi familia”.
Al final el autor añade
una apostilla por medio de la que explica que las nueve situaciones
de las que parten las historias ponen de relieve la importancia de lo
que puede poner la vida delante de tus ojos cuando menos lo esperas.
Valores como el agradecimiento, la esperanza, el cariño, hoy en día
tan cuestionados por la ideología materialista imperante, siguen
existiendo y no morirán jamás. Las historias de Alejandro Hernández
quedan lejos del buenismo, sin embargo: optan por la bondad de
lo cotidiano y del ser humano, alegando la necesidad de desvestirse
de lo artificial y optar por la naturalidad del corazón. Todo ello
narrado sin alardes formales ni exquisiteces fatuas, con un estilo
simple y preciso por medio de estructuras prospectivas forjadas en el
presente de la narración.
Lástima de que Hermes
no sea el conductor de la barca del río de Leteo, confusión
imperdonable del dios mensajero con Caronte. Una pena, un punto
negativo, para la recreación de este mito clásico en el cuento “El
chofer”, dado que es uno de los más logrado del libro como
potencia narrativa. El lector se sentirá apenado por esta confusión
importante. Aun así, podrá disfrutar de un canto a la vida que
permite reconciliarnos con las virtudes humanas.
José Vicente Peiró
Barco
Excelente critica! Ya me dieron ganas de leer! Apenas termine la trilogia del Fotografo de Loma Taruma ! Estoy a la mitad de NI EL FUEGO NI LA MUERTE compro tu libro Alejandro!! EXITOS!!
ResponderBorrarMe alegro que te haya atrapado la trilogía de "El fotógrafo de loma Tarumá". Si queres cuando compres NUEVE VIDAS podes hacerlo en SERVILIBROS los sábados de 11 a 12 nos reunimos varios escritores así podríamos charlar. Un ciberabrazo.
ResponderBorrarMe alegro que te haya atrapado la trilogía de "El fotógrafo de loma Tarumá". Si queres cuando compres NUEVE VIDAS podes hacerlo en SERVILIBROS los sábados de 11 a 12 nos reunimos varios escritores así podríamos charlar. Un ciberabrazo.
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