Con el riesgo de parecer un ermitaño desinformado, hace tiempo que me he desconectado de los periódicos, de los noticieros de la televisión y ni que decir del bla, bla, bla de los programas radiales. No se si será la edad, pero mis oídos y ojos están hartos de la banalidad y chabacanería, principal componente de las “noticias” a las que nos tienen acostumbrados. Sin embargo muy de ves en cuando aparecen algunos “diamantes” que brillan como pequeños faros de esperanza entre el estiércol que los medios publican a los cuatro vientos.
Estos peculiares hechos, de real entrega y servicio por el prójimo, son los protagonizados generalmente por personas anónimas que a pesar de su valía permanecen invisibles y muy pero muy lejos del Olimpo mediático de políticos, modelos, futbolistas, entre otros dioses y diosas.
Es entonces cuando, por casualidad, uno lee que un bombero salvo a alguien atrapado en un incendio, o que un niño salvó a su amigo de ahogarse en el río y se pregunta ¿Por qué estos verdaderos hombres y mujeres vuelven a su “invisibilidad” luego de dos o tres días del acto heroico realizado y una modelo por haber aumentado centímetros su busto y traste o haber reducido su cintura permanece en las portadas por varias semanas? ¿Que diferencia a la los dioses del Olimpo mediático de los hombres invisibles?
La respuesta a esta pregunta me llegó hoy por Facebook de la mano de mi amiga de la primaria Claudia Fernández que colocó en su muro la siguiente frase:
“El verdadero valor consiste en hacer, sin testigos, aquello que serías capaz de hacer delante de todo el mundo.”
Los dioses del Olimpo mediático necesitan de la ambrosía de la fama y la gloria para sobrevivir ya que sin ella su mundo y ellos mismos, desaparecerían como una pompa de jabón y es por ello que montan a su alrededor todo el andamiaje necesario para que esto no suceda.
No es malo que un dios desee alimentarse, todos tenemos derecho a hacerlo. Lo malo es que la gente esté dispuesta y ávida de alimentarlos dando más importancia y reconocimiento al glamour de la farándula que a un salvataje de un incendio ya que como dicen algunos “es logico que un bombero apague fuego y salve victimas...para eso esta luego...”
Este ultimo insensible comentario dicho y pensado desgraciadamente por muchos de los alimentadores de los dioses mediáticos, demuestra que se está perdiendo la perspectiva entre lo banal del mundo de luces y marquesinas, y lo esencial del mundo real que es ser “humano”.
Por suerte para el mundo, existen más hombres y mujeres invisibles que dioses mediáticos, y son los primeros quienes día a día, sin la necesidad de luces y micrófonos, al encontrarse en el lugar adecuado en el momento justo, a diferencia de muchos, solamente hacen lo que deben hacer para que no se pierda el verdadero concepto de SER HUMANO.