Ya desde la mitología griega, se nos ha hablado sobre las sirenas, esos
seres descriptos, algunas veces, como mujeres aladas con garras de ave, y otras
como seres mitad pez y mitad mujer que encantaban a los incautos marineros con
sus melodiosas voces. Es sobre estas últimas, que nos habla Homero, el filósofo
no el Simpson, en su novela “La Odisea”, donde relata minuciosamente como el
pobre Odiseo, en su periplo para regresar a Ítaca, ordenó a sus marinos que lo
ataran al palo mayor de su embarcación y pusieran cera en sus oídos para así evitar
ser presa del influjo de los seductores cantos sirénidos.
La Odisea, fue la desdicha para las sirenas, ya que, debido a los juglares
y trovadores, esta historia se desparramo como reguero de fuego griego, porque
los chinos todavía no habían inventado la pólvora, y fue así que los marineros
lograron escapar para siempre de este peligro oceánico sin falda, pero con
escamas.
Por centenares y centenas de años las sirenas dejaron de verse salvo
contadas excepciones, como la vez en que Colon y sus marineros las descubrieron
en el mar de los sargazos. O cuando, una ellas, fue vista en una rocosa playa
danesa por Hans Cristian Andersen. Fue tal vez en este encuentro, que las
sirenas reconociendo el poder de la escritura decidieron cambiar de táctica y
reinventarse. Ya no cantarían, ahora escribirían. De hecho, no sé ustedes, pero
yo, no veo muy atrayente a una sirena cantando un reguetón… Pero ese es otro
tema.
Muchos de ustedes me pedirán pruebas de lo que digo, y no los culpo. Yo
también lo haría. Por eso esta noche les traigo esas pruebas. Por un lado,
junto a mí, tengo a una verdadera sirena.
-Lo lamento Nancy tuve que decirlo.
Sí, como lo escuchan, ella es una sirena que, convertida en escritora,
logra, con la palabra escrita, atrapar a los lectores del mismo modo que sus
antepasados lo hacían con el canto. Es por este encanto que la novela “Lo que
ocultan las olas”, de la sirena Nancy Solís, me atrapó perdidamente y sin
posibilidad de escape, desde la primera letra hasta el punto final. Sí, me apresó
y sumergió en un delicioso mundo cargado de bellezas submarinas y romance, como
también intrigas y el flagelo de la contaminación. Pero esto no ha ocurrido
solo conmigo al leer esta novela, sino que ha atrapado a editores, como lo
pueden atestiguar Evelyn Ugalde, editora de CLUBDELIBROS Costa Rica, y Nilda
Días de Fausto, aquí presentes. También ha capturado a centenares de lectores
costarricenses quienes en los últimos 10 años han devorado varias ediciones de
esta novela. Y como si esto no fuera poco, el poder hipnótico de la escritura
de Nancy es tal, que ha logrado que sus lectores pidan la segunda parte y fue
así que, en Costa Rica, en 2016, se publicó “Bajo las aguas” novela que de
seguro pronto también podrán disfrutar los lectores de, como decía Roa Bastos,
esta isla rodeada de tierra a la que llamamos Paraguay.
¡Muchísimas gracias por tan genial reseña! 😊🧜🏻♀️♥️👍🏻
ResponderBorrarAttt. Nancy.
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