Una mezcla de tristeza y asco me despierta esta nueva moda de transformar fotos en dibujos, según el estilo japonés registrado del estudio Ghibli.
Tristeza, porque muchos conocidos, artistas, escritores e incluso libreros han subido estas fotos transformadas por IA. ¿Quién va a defender nuestro trabajo de un plagio si nosotros mismos estamos “plagiando” un tipo de dibujo registrado? ¿Quién se preocupará de las miles de horas que restamos al sueño para crear, si nosotros mismos nos burlamos del trabajo de los dibujantes del estudio Ghibli?
Hayao Miyazaki dijo: “La imaginación es el poder más valioso que tenemos” y yo agrego: los humanos. Una suma de algoritmos basados en patrones derivados de creaciones, no es creación. Es ROBO por más lindo y gracioso que sea.
No estoy ajeno a lo útil que puede ser una IA en una investigación, en cuanto al ahorro de tiempo en la búsqueda de un dato, pero NUNCA estaré de acuerdo del robo a miles de autores, en una supuesta creación por IA.
Hasta ahora hable de la “tristeza” que me da la utilización de este recurso por parte de los artistas, Ahora le toca al asco que me da. En el Facebook, y me imagino que en otras redes también, con la aparición de esta aberrante moda aparecieron publicidades, de renombradas marcas, hechas con el estilo Ghibli. ¿Qué dirían estas marcas si cualquier persona se apropia de sus logos o sus supuestas “formulas secretas” y las utiliza para provecho propio? De seguro no tardará en aparecer una o varias demandas de parte de estos hipócritas comerciantes.
Desde hace unos años estamos viendo la “masificación” del arte. Hoy, para muchos, cualquiera es artista, pues, arte es pegar en una pared con cinta adhesiva una uva o desparramar una pila de basura en el piso de una galería. De igual manera, con estos programas de IA todos pueden creerse Miguel Ángel, Donatello, Leonardo Da Vinci, etc. (y no me refiero a las tortugas ninjas) Pero jamás lo serán. Lo mismo ocurre con la literatura, novelas hechas por IA han aparecido en concursos literarios y en lo que a mí se refiere, al ser jurado de varios concursos de cuentos, me encontré con muchas obras que a kilómetros se notan que fueron creadas por IA lo que tomo como una falta de respeto de estos “NO ESCRITORES” a los demás concursantes que sí CREAN.
Muchos comentarios he leído en favor y en contra de utilizar las IA. Comentarios que van desde lo ecológico a estúpidas justificaciones sin sentido, como por ejemplo que “Los deshollinadores” perdieron su trabajo cuando se crearon los equipos de aire acondicionado, o que “Los fabricantes de CD y de Pendrive, dejaron sin trabajo a los fabricantes de discos vinilos y tocadiscos”.
No estoy en contra de la IA sino de su uso indiscriminado y el robo intelectual que se hace a los creadores de todo tipo. Es por ello que para ilustrar mis libros utilizo y recomiendo dibujantes reales de carne y hueso como Juan Moreno, Andrea Picardo, Gerardo Baró, Gabriela Burin, Roberto Goiris entre otros y no el producto del pillaje cibernético de una IA
Una maquina no tiene alma, no tiene genio, y cualquier cosa que de ella salga tampoco lo tendrá.
Alejandro Hernandez y von Eckstein