Cuentos en el blog

miércoles, 11 de junio de 2025

Presentación de novela "Hernandarias" de Irina Rafols



Si uno desea viajar, elige un medio de transporte adecuando dependiendo del lugar a ser visitado. Es así que, dependiendo de la distancia, podemos abordar un bus, un automóvil, un avión, o inclusive, en algunos casos hasta sea necesario un tren. Sin embargo, si deseamos visitar un lugar verdaderamente lejano, separados no solo del espacio sino del tiempo, como lo dijo Emily Dickinson, “no hay mejor nave que un libro."

Hoy presentamos a Hernandarias, una lujosa nave, de 181 páginas, cuya constructora, Irina Rafols, ha invertido cinco años de minuciosa investigación. Como esta nave no es solo un libro de historia, para que su experiencia de viaje sea verdaderamente placentera, la autora, combinó su celosa investigación con una pizca de prolífica imaginación, sensaciones, sonidos, aromas y costumbres, por lo que garantizamos que su traslado al siglo XVII, será verdaderamente placentero y, como ocurre casi al final de todo viaje, usted no deseará regresar, o en este caso, querrá negarse a dar vuelta la última página.  

De la mano de Irina, usted descubrirá a un Hernandarias distinto al de las lecciones de historia. Conocerá a un Hernandarias de carne y huesos con sus con aciertos, desiertos, pasiones, y su férrea lealtad para con sus amigos y en especial para con la corona de España.

Al principio de este viaje encontraremos a Hernandarias, Hernán para los viajeros de esta nave, en Misiones, específicamente a la misión de San Ignacio Guazú, pero no en las ruinas que todos conocemos, si no en la imponente reducción jesuita cuyos clérigos, cumplen con la tarea de cristianizar a sus vecinos guaraníes y guaicurúes, habitantes originarios de la casi indómita selva, ahora disputada por españoles y lusitanos, garras distintas de una misma ave bicéfala.  Es en este punto donde Irina nos llevará a un privilegiado sitial en donde veremos a los clérigos, tratando de borrar del disco duro de los originarios su cosmogonía, cultura y costumbres ancestrales (satanizando algunas de ellas como la de beber mate) y regrabando en su lugar la suya propia y, sobre todo, enseñando la existencia de un Dios distinto que los suyos, pero ofreciéndoles a cambio el conocimiento de una manera distinta de arte y música. También veremos a los españoles, soldados y encomenderos, muchos de los cuales, a pesar de las disposiciones del lejano monarca español o incluso del virrey en Lima, ven a los originarios como bestias de carga e incluso, si es necesario, moneda de pago. Por último, observaremos como hacen su aparición los bandeirantes, esos extraños comerciantes del territorio el Brasil, transformados en salvajes piratas terrestres, que, a sangre y fuego, y sin dar nada a cambio destruyen, saquean y esclavizan a los impotentes originarios sin importar si estos habitan en los montes o las misiones jesuitas.

 En este vertiginoso y atrapante viaje, también están presentes, como inevitables caras de una misma moneda, el odio y el romance, y como partes e este delicioso entramado, las intrigas, avaricia y corrupción que como afiladas hachas tratan de derribar al inquebrantable quebracho representado por aquel hidalgo, hijo de estas tierras, llamado Hernando Arias e Saavedra conocido por todos como Hernandarias y por nosotros, los lectores e esta nave, como Hernán.

Antes de despedirme recuerdo las palabras de José Vasconcelos que dijo: "Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía." Tal vez la melancolía producida en cada uno de los viajeros-lectores de “Hernandarias” logre que Irina construya otra nave para proseguir junto con Hernán este maravilloso viaje a nuestro pasado y así conocernos un poco más a nosotros mismos.

jueves, 3 de abril de 2025


U
na mezcla de tristeza y asco me despierta esta nueva moda de transformar fotos en dibujos, según el estilo japonés registrado del estudio Ghibli.

Tristeza, porque muchos conocidos, artistas, escritores e incluso libreros han subido estas fotos transformadas por IA. ¿Quién va a defender nuestro trabajo de un plagio si nosotros mismos estamos “plagiando” un tipo de dibujo registrado? ¿Quién se preocupará de las miles de horas que restamos al sueño para crear, si nosotros mismos nos burlamos del trabajo de los dibujantes del estudio Ghibli?
Hayao Miyazaki dijo: “La imaginación es el poder más valioso que tenemos” y yo agrego: los humanos. Una suma de algoritmos basados en patrones derivados de creaciones, no es creación. Es ROBO por más lindo y gracioso que sea.
No estoy ajeno a lo útil que puede ser una IA en una investigación, en cuanto al ahorro de tiempo en la búsqueda de un dato, pero NUNCA estaré de acuerdo del robo a miles de autores, en una supuesta creación por IA.
Hasta ahora hable de la “tristeza” que me da la utilización de este recurso por parte de los artistas, Ahora le toca al asco que me da. En el Facebook, y me imagino que en otras redes también, con la aparición de esta aberrante moda aparecieron publicidades, de renombradas marcas, hechas con el estilo Ghibli. ¿Qué dirían estas marcas si cualquier persona se apropia de sus logos o sus supuestas “formulas secretas” y las utiliza para provecho propio? De seguro no tardará en aparecer una o varias demandas de parte de estos hipócritas comerciantes.
Desde hace unos años estamos viendo la “masificación” del arte. Hoy, para muchos, cualquiera es artista, pues, arte es pegar en una pared con cinta adhesiva una uva o desparramar una pila de basura en el piso de una galería. De igual manera, con estos programas de IA todos pueden creerse Miguel Ángel, Donatello, Leonardo Da Vinci, etc. (y no me refiero a las tortugas ninjas) Pero jamás lo serán. Lo mismo ocurre con la literatura, novelas hechas por IA han aparecido en concursos literarios y en lo que a mí se refiere, al ser jurado de varios concursos de cuentos, me encontré con muchas obras que a kilómetros se notan que fueron creadas por IA lo que tomo como una falta de respeto de estos “NO ESCRITORES” a los demás concursantes que sí CREAN.
Muchos comentarios he leído en favor y en contra de utilizar las IA. Comentarios que van desde lo ecológico a estúpidas justificaciones sin sentido, como por ejemplo que “Los deshollinadores” perdieron su trabajo cuando se crearon los equipos de aire acondicionado, o que “Los fabricantes de CD y de Pendrive, dejaron sin trabajo a los fabricantes de discos vinilos y tocadiscos”.
No estoy en contra de la IA sino de su uso indiscriminado y el robo intelectual que se hace a los creadores de todo tipo. Es por ello que para ilustrar mis libros utilizo y recomiendo dibujantes reales de carne y hueso como Juan Moreno, Andrea Picardo, Gerardo Baró, Gabriela Burin, Roberto Goiris entre otros y no el producto del pillaje cibernético de una IA
Una maquina no tiene alma, no tiene genio, y cualquier cosa que de ella salga tampoco lo tendrá.
Alejandro Hernandez y von Eckstein