Llamada por Pedro de Mendoza “Sitio Real de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire”, para cumplir la promesa que hiciera a la Patrona de los Navegantes que se hallaba en la Cofradía de los Mareantes de Triana y de la que él era miembro1 fue fundada por primera vez el 3 de febrero de 1536 por el Adelantado anteriormente citado y por segunda vez por Juan de Garay el 11 de junio de 1580.
A diferencia de las fatigosas y duras semanas que sufriera Garay y sus compañeros, esta vez, la reina del plata, como también se da en llamar la capital porteña, se extendía imponente junto al río de la plata debajo de las brillantes alas de la aeronave de Aerolíneas Argentinas que, luego de un breve vuelo de una hora cuarenta y cinco minutos, aterrizó en aeroparque con los miembros de la delegación paraguaya de escritores de la que formaba parte.
Con el tiempo justo para tomar posesión de nuestras habitaciones asistimos a una interesante conferencia del historiador León Pomer quien nos deleito con sus interesantes experiencias y explicaciones, como así también la evacuación de algunas dudas particulares que tenia sobre temas puntuales de la historia en común entre Argentina y Paraguay, dilucidadas mientras almorzábamos amenamente junto al presidente de la SEP, Lisandro Cardozo y a uno de los miembros del consejo directivo de Fondec, Gilberto Rivarola.
Siguiendo la apretada agenda asistimos a la presentación de los libros: Alcaesto, de Irina Rafóls; Coronel Bogado, de Cátalo Bogado, Jaime Bestar, de Amanda Ruiz Dias; El país de la sopa dura, del fallecido Helio Vera, presentado por Lisandro Cardozo y finalmente la obra de Nelson Aguilera, Madame Linch, una reina sin corona.
Al día siguiente, con un cielo despejado, sol radiante y temperatura agradable para caminar, aprovechamos para recorrer por la ciudad. Lamentablemente, a pesar de faltar veinte y cuatro días para cumplirse doscientos años del bicentenario de la separación de la corona española, descubrimos una Buenos Aires muy deteriorada, con edificios emblemáticos, como el Cabildo y el Teatro Colon, en plena restauración, y llena de papeles, aunque como nos dijo un taxista de seguro todo estará en orden para el 25 de mayo.
Esa noche fue el día designado, en la 36 feria del libro porteña, a Paraguay en donde se presentó el nuevo libro del fallecido Augusto Roa Bastos y se rindió homenaje al premio nacional de literatura 2010, Ramiro Domínguez. La presentación, aunque con algunos problemas técnicos, se realizó en el salón “Leopoldo Marechal”, con la asistencia masiva del publico que escucho atentamente las disertaciones de los panelistas entre quienes estuvieron: Noé Jitrik, Nora E. Bouvet, Mirta Roa, Leandro Despouy, Elvira González Fraga por la fundación Sábato, con la moderación de Tony Carmona, presidente de la Fundación Roa Bastos. Todos los citados hablaron largamente sobre el gran escritor paraguayo.
El lunes tres de mayo amaneció nublado y fresco, sin embargo eso no impidió que la delegación prosiga con sus actividades.
Catalo Bogado junto con Gilberto Rivarola hicieron entrega de un importante lote de libros de autores paraguayos que serán distribuidos para enriquecer las bibliotecas de varias organizaciones paraguayas que funcionan en la capital porteña y en la Provincia de Buenos Aires, mientras que junto con Sofía Valenzuela e Irina Rafols visitamos la sede de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) ubicada en la histórica vivienda del escritor argentino Leopoldo Lugones, donde fuimos recibidos por su Presidente Alejandro Vaccaro y su Secretario General Ernesto Fernández Núñez, afirmando los lazos que nos unen luego del convenio firmado con la SADE en el Resistencias meses atrás.
Quiero pensar que, al igual que una vedette del Maipo antes de salir a escena, la ciudad polvorienta y ajada que vimos resurgirá esplendorosa y radiante cuando el 25 de mayo se enciendan las luces del bicentenario.
Obs.: 1- “Buen Aire” es la castellanización del nombre de la Virgen Bonaria, o sea, la Virgen de la Candelaria que era venerada también por los navegantes de Cádiz, España.