Una vuelta más al sol, la 54 ha terminado. Una vuelta que, si bien no fue tan grave para mi persona, como la anterior, no dejo de ser complicada en parte, aunque también satisfactoria. Y es que de eso se trata la vida, de subir y bajar. Subir, disfrutando cada éxito y bajar, aprendiendo de los golpes para tomar impulso y volver a subir.
En el ámbito literario, dos libros se sumaron: Conocer, imaginar y Creer, mi
“hijo” número 20, publicado en Paraguay por editorial En Alianza y El Bitsu de
Guayabo, aunque ya publicado en Paraguay años atrás, es mi 2 libro costarricense
salido de la fragua de CLUBDELIBROS Costa Rica. No menos satisfactorio fue,
gracias a Milia Gayoso, ser parte de la antología de cuentos de autores
nacionales, "Todos somos libros" publicada por editorial Ilíada de Alemania. Estos logros sumados a
otra novela en proceso, algo de lectura y la vuelta a las visitas presenciales
a los chicos de colegios que han leído mis libros, ha hecho que esta vuelta sea,
espero, el impulso para la vuelta 55 e la que se divisa algo interesante.
En cuanto a los viajes, bueno… la pandemia todavía nos tiene acorralados
entre la virtualidad y el recuerdo y aunque escuché por ahí que los siguientes
viajes serán virtuales con cascos y lentes especiales a metaversos, yo paso. No
cambio por nada esos puroversos por los viajes reales que espero volver pronto
a realizar. Después de todo para viajes imaginarios me basta la buena lectura y
mi teclado.
Y ahora, sin más, empiezo mi vuelta 55 alrededor del cada vez más candente
sol, montado sobre esta desquiciada calesita, tratando, con otros quijotes, de
hacer la diferencia .
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