Cuando en la escuela se estudia sobre el “muestreo” generalmente los profesores dicen que “muestra es la parte extraída de un todo a quien representará para su análisis o estudio”.
Esta pequeña parte extraída, para que sea representativa, debe estar formada exactamente por los mismos elementos que formaban al todo en cantidad y calidad proporcional.
Estas sencillas ideas son validas si la muestra es tomada para un análisis biológico o químico, pero al parecer cuando se quiere aplicar al ámbito social la cosa se complica, de no ser así ¿porqué existen diferencias en los sondeos de intención política cuando se avecina una elección? ¿Acaso no deberían ser exactamente iguales si la muestra estudiada pertenece a la misma sociedad? Pero bueno, la política y los oscuros intereses que la acompañan no son de mi interés, como sí lo es la representación literaria.
Puede decirse que el nivel de cultura de un país está dado por su nivel literario tanto en calidad, cantidad y consumo de esta producción ademas de la internacional.
Podría suponerse,entonces, que el mejor lugar para encontrar una “muestra” de esta producción literaria es una librería. Sin embargo si alguien visita alguno de estos establecimientos generalmente se encuentra con la “sorpresa” que en primer lugar, casi pegados al vidrio del escaparate o a la altura de los ojos, uno se tropieza con los libros “marketing”, o sea, todos aquellos que el cine, revistas y medios de comunicación “recomiendan”. Un poco más alejados de estos puede que se hallen algunos clásicos de la literatura universal y seguidos de los de la literatura nacional, escritos hace varios años y ubicados generalmente a una altura que requiere del comprador el esfuerzo de agacharse para tomarlos.
Es probable que al final de su recorrido, el visitante halle algún libro nacional, que aunque premiado recientemente, se encuentra a pocos centímetros del suelo en el fondo del local.
¿Que ocurre con el resto del material publicado? Simplemente se queda en el deposito, si es que el autor lo ha dejado a consignación, hasta que alguien pregunte por un titulo especifico y el vendedor de la librería, de mala gana, lo encuentre en el archivo de su computadora.
Una compañera escritora me comento que una vez un alumno se hallaba altamente asombrado al enterarse de que ella era escritora. Cuando le preguntó el por qué del asombro, el niño respondió:
- Es que pensaba que los escritores estaban todos muertos.
Todos los años centenares de libros conteniendo ensayos, novelas, cuentos, poesías, pasan desapercibidos por la sencilla razón que para “algunos”, que ni siquiera se tomaron la molestia de leer su prologo y así saber de que se tratan, “carecen de interés”para ser expuestos o no son “representativos”, por haber sido escritos por alguien “nuevo” o del interior del país. De esta manera se niega al publico la posibilidad de tener un espectro más amplio para su elección destruyendo por ende, en parte, la producción literaria emergente.
¿Que autoridad puede tener alguien para determinar la trascendencia o no de una obra o un autor si ni siquiera ha leído siquiera la contratapa de la obra? ¿Acaso el gusto literario de este censor es valido y compatible con el gusto del publico en general?
Es posible que una de estas obras, escrita por un escritor novel o campesino, sea una joya literaria pero al haberse ocultado mezquinamente debajo de la literatura marketing tardará años en ser descubierta y su autor desanimado deje de escribir privando al mundo de su talento.
Por suerte hoy en día existe la compra-venta on line además de algunas pocas editoriales y librerías que apuestan por la nueva producción literaria, a pesar que el libro marketing sea el que llena las maquinas registradoras de forma más rápida y sencilla.
Por todo lo expresado más arriba la próxima vez que desee leer algo interesante y vaya a una librería, empiece recorrer desde el ultimo rincón del fondo. De seguro se encontrará con una o varias sorpresas.
Hola Ale
ResponderBorrarCuanta razón tienes en lo que dices y puedo agragar también que las vidrieras, están llenas de libros con formulas mágicas para adelgazar, de costura y tejidos, de manualidades, el boom del momento.
Y otro tema muy lamentable es que ya hace tiempo no se los incentiva a los hijos a leer, a saber que existen diversidad de escritores y de temas. Niños, juventud y muchos mayores no leen, las banalidades y estupideces de la tele ocupa mucho tiempo y pareciera más importante.
Desde muy pequeños les leía cuentos a mis hijos antes de dormir, y cuando aprendieron a leer para ejercitarse les compraba Anteojito (lo recuerdas), Patoruzito y Mafalda, para que les sea entretenido, las fábulas de Iriarte, El Principito y de a poco incorporarle y hacerles ver y notar lo bueno de leer. Hoy los chicos no saben leer y nunca pisan una librería. Para mí ir a la librería o a la biblioteca, es un paseo programado, para tomarse su tiempo y no solo buscar lo que te interesa, sino ver todo lo que hay.
En fin, me podrán decir que los tiempos han cambiado, pero en cuando aprender, estudiar y los valores, no son cosas que deben "pasar de moda".
Besos mi tesoro, gracias por tu visita, también dejé un comentario en tu excelente posteo sobre la Pachamama.
Pases un buen Domingo.
Claro que me acuerdo del "Anteojito". Esperaba con ansias el jueves para seguir las serie de Pio Pio, Pelopincho y Cachirula, y tantas otras...
ResponderBorrarEl problema de la lectura es el mismo aquí en Paraguay y creo que en toda América, y lo peor es que ni en las casas y mucho menos en las escuelas incentivan a la lectura y mucho menos la investigación.
Pero también hay que recalcar que existen algunos quijotes que luchando contra los molinos de viento(llámense Internet, televisión, etc)tratan de revivir el viejo habito de la lectura, entre ellos la Sociedad de Escritores del Paraguay donde soy miembro de su comisión directiva.
Aunque se que estos molinos son más grandes que los enfrentados por don Quijote tengo fe que algo lograremos.
Un ciberabrazo y buen comienzo de semana.
Y que razón tienes. Seguiré tu recomendación, más bien seguiré continuandola, pues ya lo he hecho en alguna otra ocasión, un saludo.
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