Cuentos en el blog

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Muchísimas gracias!!!!

Como corresponde a los tiempos en que vivimos el inicio de la mitad de mi vida empezó de forma vertiginosa.
Luego de abrir los ojos exactamente a la misma hora que hace 50 años o sea a las 5:55, ya para las 8:00 estaba en una reunión en la Secretaria Nacional de Cultura a las 9:30 en una reunión de la multisectorial del libro y más o menos para las 11 me encontraba firmando contrato para la edición de mis 3 próximos libros. Intercalando estos eventos también tuve que auxiliar vía telefónica y solucionar inconvenientes a clientes del seguro en apuros, que siguiendo la ley de Murphi no podían faltar.
Mientras esto pasaba, el teléfono sonaba y en Facebook, wassap y mails, se sumaban los saludos de Italia, España, Japón, Egipto, Costa Rica, Argentina, Colombia, de familiares, hermanos del corazón, amigos, conocidos, escritores de Paraguay y otros países, profesores de escuelas, muchísimos lectores de mis libros e inclusive dos arqueólogos, lo que para un verdadero fanático de la arqueología y la antigüedad, es como si a su cumpleaños vinieran Nefertiti y Cleopatra.
También he de resaltar que quede muy gratamente sorprendido por el saludo que me enviaran desde la Sociedad Argentina de Escritores (SADE Central), como también muy agradecido por los que me hicieron llegar los amigos de la Comisión Directiva de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP).
Todos estos saludos, casi 400 en su totalidad hasta ahora, demuestran que uno esta haciendo bien las cosas por lo que este rumbo seguiré en estos próximos 50 años que comenzaron como acabo de narrar.
Es por todo esto que agradezco de todo corazón a cada uno de aquellos que enviaron sus saludos. Realmente estoy muy agradecido porque se hayan acordado hoy de mí.
Muchísimas gracias a todos!!!!



Próximos libros a ser lanzados

Muy buena noticia para los seguidores de mis libros!!!
Hoy, aprovechando mi cincuentenario firmamos un contrato con Editorial En Alianza para la publicación de tres nuevos Libros: Los ojos de Sejmet (novela), El secreto de Paraguarí (Novela) y La justa de Roblín (cuento infantil), los cuales serán publicados los primeros meses del 2017.
Con estas nuevas obras les prometo, como siempre muchas aventuras y diversión garantizada... además de algunas sorpresas para los jóvenes e inquietos lectores.

martes, 1 de noviembre de 2016

De como descubrí que 50 años no son nada.




Hace algunos años, digamos cuando comencé a tener conciencia de este misterioso mundo lleno de color y cosas nuevas, descubrí a un grupo de enormes personas que me protegían, se acercaban dándome caricias, besos, alzándome y atendiéndome en todo lo que necesitaba. Con el tiempo fui creciendo y estos gigantes, a los que empecé a llamarlos mamá, papá, Omi, Opi, abuela Julia, Abuelo Miguel, Tante Graciela,… quienes me llevaron sobre sus hombros, jugaban, leían sobre antiguas civilizaciones y desaparecidos animales o regalaban jirafas de peluche, fueron achicándose. 
Fue más o menos para esa época que me contaron que estos seres no eran gigantes, sino que algunos de ellos eran personas “grandes” y otros, los de cabellos blancos, eran “mayores”, aunque había quienes a este grupo también los llamaban viejos.
“Viejos los trapos”, decía mi abuela materna, “ya vas a ver cuando tengas mi edad” decía tiempo después mi mamá… Y si, como decía Albert Einstein, el tiempo es relativo y la perspectiva que uno tiene de las cosas cambia a medida que este va deshojando el almanaque. 
Mañana tendré dos años menos que mi abuela materna cuando nací y como ella en aquel tiempo, no me siento para nada viejo. 
A pesar que algunos me tratan de “Don Hernández” o simplemente “señor” con la implícita carga temporal que estos títulos acarrean, yo sigo siendo yo. El mismo de siempre, ni niño ni viejo, pero eso sí, con las mismas ganas de curiosear, viajar a lejanos países y épocas idas montado en libros, y porque no jugar juegos de mesa o ver dibujitos animados, claro está, guardando las formas y estrictamente acompañado por mis sobrinos.
Cuando era chico, 50 años me parecía una enormidad. Algo casi inalcanzable. Hoy, al escribir estas líneas, estoy a horas de llegar a esa frontera temporal y mirando en retrospectiva no fue tanto tiempo, aunque muchos jóvenes se me queden mirando como si fuera un dinosaurio cuando comento sobre como vi la transmisión de la llegada del hombre a la luna en 1969, la transmisión de la caída del muro de Berlín en 1989, o simplemente de cuando acompañado de mi abuela vi el estreno de SUPERMAN I en el lejano 1979.
Y sí, muchas cosas tuve la suerte de ver en este tiempo, como ser: la televisión en blanco y negro, la lapicera fuente, los mapas para tareas escolares hechos con tinta china sobre papel de calcar, el Beeper, la aparición de los teléfonos celulares, el casete, las computadoras Cómodor, el Atari, el Sega, el disquete… 
Estos 50 años pasaron volando y muchos de aquellos gigantes de mi niñez se mudaron a otro plano astral y otros aunque se siguen achicando para mí siempre serán gigantes.
Es cierto que en este tiempo ocurrieron algunas cosas malas, pero fueron las justas y necesarias para saber apreciar la infinidad de cosas buenas que me pasaron, pasan y estoy seguro seguirán pasando en los próximos 50 años o por lo menos 49 con 364 días, por eso de que “no hay mal que dure 100 años”… ¿Quién sabe?, capas si esperan hasta el 2066, y vaya a saber por que medio, les cuente sobre estos próximos 50 años que vertiginosamente se vienen con todo.

miércoles, 20 de julio de 2016

Prologo de "Ingrávidos, cuentos para flotar"

Muchos dicen que un libro es para el autor como un hijo, una parte de si mismo, sus vivencias, anécdotas, sentimientos y hasta inclusive ocultos resentimientos que afloran en la obra bajo el manto de un personaje que finalmente puede terminar de mala manera, convirtiéndose la obra un poco en la catarsis de la propia vida del autor y un reflejo oculto de su entorno.

Así como en la vida misma el hijo tiene rasgos del ADN del progenitor, en este caso de la madre, “Ingrávidos, cuentos para flotar” de Cintia Cañete, nombre este que figura en la partida de nacimiento (ISBN) de este su primer hijo de papel, refleja la personalidad y esencia de la autora.

Meticulosa, extremadamente detallista, pulcra en su manera sencilla y directa de decir las cosas, pero en especial una soñadora empedernida, Cintia, transfiere estas cualidades a cada renglón, cada palabra y cada silaba de estos cuentos, premiados todos, en diversos concursos a nivel local e internacional.

Cuando en el 2009 me toco ser parte del jurado del concurso de cuentos Cortos “Helio Vera”, que fuera organizado por la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP) y la Cámara Paraguaya de Editores y Libreros (CAPEL), descubrí entre varias decenas de trabajos un cuento que me llamó la atención. “El pozo del jardín”.

Es con este cuento de realidades paralelas con el cual conocí a Cintia quien, a pesar de haber obtenido en aquel concurso sólo “una mención”, no se desanimó y prosiguió afinando su estilo y persistiendo para lograr lo que  la autora siempre persigue en todo lo que se propone: La excelencia.  

La autora no tardó mucho en hacerse notar en el mundo de los concursos literarios donde casi siempre, en la apertura de sobres, su nombre comenzó a encontrarse entre los tres primeros puestos.
La cristalización de estos 7 años de arduo trabajo es este libro, compuesto por 11 cuentos, que demuestra que si deseamos algo con todas nuestras fuerzas, trabajamos duro sin desanimarnos con las dificultades que puedan aparecer en el camino, de seguro nuestros sueños se harán realidad, pues como dice ella, “Los sueños son realidades esperando cristalizar”

Por todo lo mencionado, es un orgullo para la SEP y para quien escribe estas líneas, que gracias a aquel concurso organizado junto a CAPEL y el tenaz trabajo literario de Cintia Cañete, hoy “Ingrávidos, cuentos para flotar” esté en las manos del lector ávido de lectura inteligente y refrescante a la vez.

Les garantizo que al zambullirse en el intrincado y deliciosamente combinado cúmulo de vivencias y sensaciones de cada uno de los relatos descubrirá, cubierto por el manto de la ficción, un mundo con el que podrá identificarse, reflexionar y fundamentalmente disfrutar esta pequeña joya de bolsillo.

Alejandro Hernández y von Eckstein
Vicepresidente SEP

(2012-2016)

sábado, 9 de julio de 2016

Independencia u...oro por baratijas

Se cuenta que luego de la rendición del teniente general John Whitelocke, comandante de las fuerzas inglesas que invadieron el Río de la Plata por segunda vez, este dijo que a los habitantes de estas tierras seria difícil vencerlos por las armas, sin embargo por ello deberían ser vencidos y conquistados a través de la economía.
Y así fue... y es. 
No pasó mucho de aquel 1807 para que depender económicamente de los ingleses y sus bancas, sea una realidad.
En la actualidad, sus herederos,y tantos otros, llámense Banco Mundial, FMI, etc, etc, que si bien, desembarcaron mucho después que Juan de Garay, siguen vendiéndonos inútiles espejitos y baratijas...porque nos gusta y dejamos que así sea, olvidándonos de los tesoros que tenemos y de todo lo que podemos y debemos hacer con ellos.
Tesoros que se esfuman, como los cerebros, que parten hacia otros horizontes; recursos naturales que se escurren entre nuestras manos a bolsillos ajenos; fauna, flora y cultura que es aplastada bajo las ruedas de un rally, son cambiados por espejitos que son aceptados porque, según el señor de la caja boba o de vaya a saber quien dice, el mundo globalizado lo exije.
Es de esta manera como baratijas que nada tienen que ver con nuestra identidad son cambiadas gustosamente por nuestras tradiciones, costumbres y recursos.
Es así como espejitos que encandilan con su brillo y nos hacen elegir lo que los otros quieren que elijamos y no lo que realmente debemos.

Baratijas transformadas en realitis, hamburguesas, shopings y transmisiones deportivas en pantalla gigante que nos distraen mientras se siguen llevando lo mejor que tenemos, pues nos inculcaron que lo que tenemos no sirve. Porque siempre, siempre, lo de afuera es mejor.
Pero,digo yo, si no sirve lo de adentro ¿Por qué los de afuera se lo llevan?
Ojalá que el bicentenario no sea solamente de globos y desfiles, o casitas de Tucumán recortadas de una revista.
Que no necesitemos otros 100 años para aprender el verdadero significado de la palabra independencia y que ser argentino es mucho más que gritar los goles de la albiceleste.
AHvE

jueves, 14 de abril de 2016

Prologo "Contemplar el abismo" de Melisa Ballasch

A pesar que “Contemplar el abismo”, novela ganadora del “5º Premio literario General Seguros”, organizado por la Sociedad de Escritores del Paraguay y General Seguros, puede clasificarse como una novela de ficción debido a que se desarrolla en una sociedad ficticia y en un futuro después del holocausto de la humanidad, su contenido y esencia distan mucho de serlo.

Según el diccionario de la Real Academia Española de la lengua, “la sociedad es un conjunto de personas, pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes” Estas normas, conceptos y valores, concebidos originalmente y en su mayoría por un ente político-religioso, fueron trasmitidos a sus habitantes por medio de leyes para que al ser cumplidas se evitaran conflictos que pudieran llevar a la destrucción de la sociedad. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando estos conceptos y valores se topan con otros de una sociedad distinta?, o ¿cuándo las fibras más íntimas del ser de un integrante de esa sociedad riñen con las normas impuestas? ¿Qué pasa cuando un individuo es distinto?

 Ballasch, juega con estas preguntas y conceptos sumergiendo al lector en las profundidades oceánicas y llevándolo a la mítica Atlántida.

Es en esta sociedad, rígida y estructurada en base a la igualdad de sus ciudadanos, donde vive Czell, quien luego de varios sucesos, descubre que sus sentimientos más profundos riñen con su drástica profesión y en especial con varias leyes que hasta ese momento había creído verdaderas e inviolables.

Maravillosamente ambientada tanto en un acuático mundo de ballenas, tortugas, peces y corales, como en los restos de un mundo destruido por la guerra, donde la vida volvió a abrirse paso, descubriremos en las páginas de esta novela que el ser diferente no es el problema en una sociedad, si no el que creamos que nuestras diferencias son las que nos hacen mejores.

Espero que disfruten de cada una de las páginas de esta novela así como yo lo hice.

Alejandro Hernández y von Eckstein
Vicepresidente Sociedad de Escritores del Paraguay