Cuentos en el blog

miércoles, 20 de julio de 2016

Prologo de "Ingrávidos, cuentos para flotar"

Muchos dicen que un libro es para el autor como un hijo, una parte de si mismo, sus vivencias, anécdotas, sentimientos y hasta inclusive ocultos resentimientos que afloran en la obra bajo el manto de un personaje que finalmente puede terminar de mala manera, convirtiéndose la obra un poco en la catarsis de la propia vida del autor y un reflejo oculto de su entorno.

Así como en la vida misma el hijo tiene rasgos del ADN del progenitor, en este caso de la madre, “Ingrávidos, cuentos para flotar” de Cintia Cañete, nombre este que figura en la partida de nacimiento (ISBN) de este su primer hijo de papel, refleja la personalidad y esencia de la autora.

Meticulosa, extremadamente detallista, pulcra en su manera sencilla y directa de decir las cosas, pero en especial una soñadora empedernida, Cintia, transfiere estas cualidades a cada renglón, cada palabra y cada silaba de estos cuentos, premiados todos, en diversos concursos a nivel local e internacional.

Cuando en el 2009 me toco ser parte del jurado del concurso de cuentos Cortos “Helio Vera”, que fuera organizado por la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP) y la Cámara Paraguaya de Editores y Libreros (CAPEL), descubrí entre varias decenas de trabajos un cuento que me llamó la atención. “El pozo del jardín”.

Es con este cuento de realidades paralelas con el cual conocí a Cintia quien, a pesar de haber obtenido en aquel concurso sólo “una mención”, no se desanimó y prosiguió afinando su estilo y persistiendo para lograr lo que  la autora siempre persigue en todo lo que se propone: La excelencia.  

La autora no tardó mucho en hacerse notar en el mundo de los concursos literarios donde casi siempre, en la apertura de sobres, su nombre comenzó a encontrarse entre los tres primeros puestos.
La cristalización de estos 7 años de arduo trabajo es este libro, compuesto por 11 cuentos, que demuestra que si deseamos algo con todas nuestras fuerzas, trabajamos duro sin desanimarnos con las dificultades que puedan aparecer en el camino, de seguro nuestros sueños se harán realidad, pues como dice ella, “Los sueños son realidades esperando cristalizar”

Por todo lo mencionado, es un orgullo para la SEP y para quien escribe estas líneas, que gracias a aquel concurso organizado junto a CAPEL y el tenaz trabajo literario de Cintia Cañete, hoy “Ingrávidos, cuentos para flotar” esté en las manos del lector ávido de lectura inteligente y refrescante a la vez.

Les garantizo que al zambullirse en el intrincado y deliciosamente combinado cúmulo de vivencias y sensaciones de cada uno de los relatos descubrirá, cubierto por el manto de la ficción, un mundo con el que podrá identificarse, reflexionar y fundamentalmente disfrutar esta pequeña joya de bolsillo.

Alejandro Hernández y von Eckstein
Vicepresidente SEP

(2012-2016)

sábado, 9 de julio de 2016

Independencia u...oro por baratijas

Se cuenta que luego de la rendición del teniente general John Whitelocke, comandante de las fuerzas inglesas que invadieron el Río de la Plata por segunda vez, este dijo que a los habitantes de estas tierras seria difícil vencerlos por las armas, sin embargo por ello deberían ser vencidos y conquistados a través de la economía.
Y así fue... y es. 
No pasó mucho de aquel 1807 para que depender económicamente de los ingleses y sus bancas, sea una realidad.
En la actualidad, sus herederos,y tantos otros, llámense Banco Mundial, FMI, etc, etc, que si bien, desembarcaron mucho después que Juan de Garay, siguen vendiéndonos inútiles espejitos y baratijas...porque nos gusta y dejamos que así sea, olvidándonos de los tesoros que tenemos y de todo lo que podemos y debemos hacer con ellos.
Tesoros que se esfuman, como los cerebros, que parten hacia otros horizontes; recursos naturales que se escurren entre nuestras manos a bolsillos ajenos; fauna, flora y cultura que es aplastada bajo las ruedas de un rally, son cambiados por espejitos que son aceptados porque, según el señor de la caja boba o de vaya a saber quien dice, el mundo globalizado lo exije.
Es de esta manera como baratijas que nada tienen que ver con nuestra identidad son cambiadas gustosamente por nuestras tradiciones, costumbres y recursos.
Es así como espejitos que encandilan con su brillo y nos hacen elegir lo que los otros quieren que elijamos y no lo que realmente debemos.

Baratijas transformadas en realitis, hamburguesas, shopings y transmisiones deportivas en pantalla gigante que nos distraen mientras se siguen llevando lo mejor que tenemos, pues nos inculcaron que lo que tenemos no sirve. Porque siempre, siempre, lo de afuera es mejor.
Pero,digo yo, si no sirve lo de adentro ¿Por qué los de afuera se lo llevan?
Ojalá que el bicentenario no sea solamente de globos y desfiles, o casitas de Tucumán recortadas de una revista.
Que no necesitemos otros 100 años para aprender el verdadero significado de la palabra independencia y que ser argentino es mucho más que gritar los goles de la albiceleste.
AHvE