Cuando hace casi seis años comencé a escribir la trilogía "El fotógrafo de loma Tarumá" no pensé tener tantas satisfacciones.
Debo confesar que si bien al principio y acostumbrado a que mis personajes se muevan por el antiguo Egipto, no me sentía muy cómodo escribiendo una aventura en en pasado tan cercano. Sin embargo, poco a poco la historia fue avanzando y, como ocurrió en mis otras novelas, los personajes de la obra tomaron el timón de la obra y fueron construyendo, entrelazando y creando su propia historia.
Luego de cinco años de casi ininterrumpida investigación y extensas e interminables horas de trabajo la trilogía llegó a su fin y con este una nueva etap
a para mí.
a para mí.
Como siempre suelo decir "nada pasa por casualidad", y es de este modo que las aventuras de don Gustav Demczszyn llegaron al Japón. Es precisamente del país del sol naciente que llega el comentario de Alberto Matsumoto el cual quiero compartir con ustedes no sin antes agradecer a Alberto el haberse tomado la molestia de darme a conocer de manera tan elocuente sus apreciaciones de esta trilogía que todavía dará mucho que hablar:
Yokohama,
12 de abril de 2013-
Por
una torpeza mía y sin prestar mucha atención leí primero “Ni el
fuego ni la muerte” (el tercero) que es el tercero de una obra de 3
tomos, pero pude apreciar que el fotógrafo prusiano radicado en el
Paraguay casado con Azucena había pasado casi tres décadas en esa
región y que por su labor había podido conocer a casi todos los
hombres públicos de dicho país como de la Argentina. Rememoraba lo
que había pasado y por ende era una reconstrucción de su pasado
para ver si era posible abrirse a un futuro después de muchas
pérdidas. Como es una novela muchos de los personajes de esta
historia son ficticios pero los hechos históricos como la Guerra de
la Triple Alianza, el desarrollo y modernización de Buenos Aires,
las nuevas urbanizaciones del conurbano bonaerense y la
reconstrucción del Paraguay son reales y por ende a medida uno
avanza en la lectura pareciera que se va sumergiendo en esas
travesías por el Río Paraná o el Océano Atlántico, en el fuego
feroz de las batallas, en los encuentros y charlas con el General
Sarmiento que mantiene el protagonista Gustav, etc.
Volví
a leer desde el primer libro, “El fotógrafo de loma Tarumá”, el
segundo titulado “El Proyecto de la Mandyju Porá” y nuevamente
el “Ni el fuego ni la muerte”. Pero para sentir y comprender
mejor los hechos decidí abrir un buen mapa del Paraguay (me
obsequiaron hace poco mis amigos paraguayos en un Congreso realizado
en Yguazú), de la Argentina, de Sudamérica y también de Europa,
para seguir el trayecto de los viajes, conocer la geografía de los
campos de batalla y los lugares donde recorrieron o estuvieron los
diversos personajes de esta novela.
Me
apoyé también en algunos libros de historia para ubicarme mejor el
contexto histórico en que se desarrollaron los hechos y así pude
apreciar y disfrutar mucho más los 3 libros que componen esta obra
de Alejandro Hernández.
Si
bien hay muchos personajes que se involucran desde el comienzo hasta
el final, da la sensación de que el autor intenta desarrollar a
través de los diálogos y reflexiones las diversas percepciones que
se pueden tener de un país, de un hecho y de su gente. Las
valoraciones y prejuicios existentes en esa época, lamentablemente
algunas aún vigentes y que no han sido superadas por el conocimiento
y la comprensión mutua, tal vez sea el mensaje inherente que intenta
poner de relieve en esta historia de amor de Gustav y Azucena para
que pensemos con visión de futuro entre los ciudadanos que hemos
compartido muchas historias y experiencias, algunas muy duras y hasta
innecesarias, en común.
Hace 23 años que resido en Japón y soy
testigo de lo difícil y casi imposible que es compartir una misma
percepción histórica entre países vecinos que han sufrido guerras, invasiones ocupaciones y humillaciones. Sin embargo, si el que ha
“ganado la guerra” exige a los demás una determinada y única
percepción de los hechos y encima no facilita el debate y la
investigación histórica es muy difícil que las partes logren un
mínimo de consenso para un entendimiento constructivo.
Al
parecer, el autor ha querido, desde su aguda investigación y
abundante bibliografía histórica, reconstruir una etapa muy dura
del Paraguay (1860 a 1890) con estos personajes tan lúcidos
acompañados de paraguayos, argentinos y europeos, entre otros, para
que asumamos con más cariño y respeto las enseñanzas que nos ha
dejado esa experiencia histórica. No todo es blanco o negro y hay
muchos matices que hay que verlos tomando un poco de distancia y
rescatar los gestos que puedan acercar pensamientos diferentes.
Realmente, ha sido un placer la lectura de estos tres libros que
conforman un gran romance dentro de grandes cambios, expectativas e
intereses entre Estados.
Alberto
Matsumoto http://www.ideamatsu.com
Muchas Gracias Alberto!!!
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Gracias
ResponderBorrarEste artículo fue la primera referencia que leí sobre sus obras.
ResponderBorrarCómo me intesa la historia, fui atrás de la trilogía.
Fue muy gratificante su lectura.
Me alegro que te haya gustado.
ResponderBorrarMe alegro que te haya gustado.
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