Cuentos en el blog

domingo, 13 de junio de 2010

¡Mira! un ángel oculto junto a ti

Hace unas semanas hable de los ángeles y los demonios que conviven con nosotros en este convulsionado mundo que nos toca vivir.
Hoy quiero referirme a aquellas personas a las que podemos considerar ángeles. A aquellos seres que cambian nuestra vida con solo la mirada o una palabra, ya que más no necesitan para iluminarnos la existencia.
Estos seres aunque, nos cueste creer, abundan sobre la tierra solo que permanecen ocultos como la violeta detrás de sus hojas, aunque como esta delicada flor, desparramando su aroma hasta al más distraído.
Los que hablan de la llamada “nueva era” llaman a estos seres niños índigo o niños de cristal, aunque no se traten solo de niños.
Carentes de arrogancia y de muy pocas palabras, deslumbran con la frace justa en el momento preciso y con su gran amor que emana de su mirada transparente y cristalina. Ese tipo de mirada, carente de malicia o doble intención, que desarma a cualquiera haciéndonos volver a creer en la humanidad, mostrándonos un nuevo camino, más puro, despojado de egoísmos, de las miserias humanas y mas relacionado con la naturaleza.
Del mismo modo que una pepita de oro estos seres se encuentran entre la grava en donde les ha tocado nacer, en el fango de la sociedad, que los oculta con la inmundicia de la banalidad que los mancha y ensucia. Sin embargo, como dice el filósofo y escritor indio Rabindranath Tagore, una gota de lodo puede caer sobre un diamante haciendo que su fulgor disminuya, aunque jamás podrá esta fangosa cobertura hacer que deje de ser una piedra preciosa. Tal vez la misión de estos seres sea transformar, con el toque del rey Midas, la inmundicia y la mediocridad que los rodea en luz.
Hace siete años conocí a uno de estos diamantes que me ha iluminado estos últimos años. Lamentablemente hoy su luz se me ha sido ocultada pero, a pesar de todo, su presencia sigue brillando como un faro en mi corazón.

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