Cuentos en el blog

domingo, 18 de abril de 2010

“Me enseñaron que la mente es la mejor máquina del tiempo”



El autor de obras como “El asesinato del faraón” y “Bajo la mirada de la cobra” sigue creando inspirado en la egiptología.
Por Milia Gayoso Manzur
 Como si se tratara de una cantera inagotable, el escritor Alejandro Hernández y von Eckstein vuelve una y otra vez a Egipto, con la imaginación, para inspirarse y contar historias ambientadas en tiempos de faraones . 
Nació en Buenos Aires en 1966, pero vive en Paraguay desde 1985, y desarrolla aquí su obra. “ El 14 de julio serán 26 años que estoy viviendo en Asunción, o sea desde los 17. Vine con mis padres escapando del desastre económico que se avecinaba en la época de Alfonsín, ya que vinimos un poco antes de la famosa hiperinflación”, explica.

–¿Cuándo empieza a esta pasión por la egiptología?
–Aunque siempre me destaqué en la secundaria en la parte de redacción, inclusive alentado por mi profesora de historia Margarita Berta Arias, recién empecé a escribir a finales de 2002. Lo que pensaba sería un cuento corto para una página egiptológica de España, se transformó en el capítulo 1 de una saga de cuatro novelas, “Conspiraciones faraónicas” (2003), “Bajo la mirada de la cobra” (2007) ; “El Asesinato del Faraón” (2008) y “El juego de los dioses”, que se proyecta lanzar con Servilibro para mediados de este año.
Desde chico siempre fui un enamorado de todo lo relacionado al lejano país del Nilo, en gran parte debido a que mi mamá en vez de contarme sobre Caperusita y el lobo me contaba sobre egipcios, mayas, incas, etc.
Ni bien aprendí a leer comencé a devorar toda información que tuviera que ver con Egipto tanto es así que en segundo grado dibujaba de memoria la tumba de Tutankhamón.

–¿Cuál es la llave del éxito de tus novelas?
–Otra de las personas que influyó en mi pasión por la historia fue la ya mencionada profesora Arias, quien fue la que me enseñó que la historia es como un cuento y que la mente es la mejor máquina del tiempo.
Es probablemente esta la llave del éxito de mis novelas, el plantear como un cuento hechos históricos reales en donde se funden la verdad histórica con la ficción de la aventura.

–¿Creés que una obra literaria puede cumplir un rol educativo?
–Historia es una de las materias más odiadas por los alumnos de secundaria y esto se debe, a mí parecer, porque los programas de estudio están mal enfocados, estudiándose por bloque y no de forma integrada. Así se estudia en forma aislada todo sobre Grecia, Roma, Egipto, Mesopotamia, etc., pero nunca en forma integrada. ¿Qué quiero decir con esto? Si en doscientos años los estudiantes estudian historia de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, por separado, jamás entenderán por qué se invadió Irán, Afganistán, o porque ocurrió el atentado del 11 de Septiembre.
Basado en esto y siguiendo el ejemplo de Mika Waltari en su “Sinué el Egipcio”, mis personajes recorren el mundo antiguo en una misma línea del tiempo, como si hoy alguien tomara un avión y se iría a visitar... y conspirar... a lejanos países que tienen relación comercial, diplomática, etc.
De esta manera el lector, absorbido por la trama de la novela y encarnando al personaje (ya que escribo en primera persona), va recorriendo lejanos lugares, descriptos con bastante minuciosidad al igual que las vestimentas, edificios, costumbres, etc., obteniendo sin darse cuenta conocimiento históricos y geográficos que de otra manera jamás se interesaría por aprender. O sea que sin los manuales ni el “cuco” del examen final el lector adquiere conocimientos sin esfuerzo y divirtiéndose. No pretendo con esto decir que mis novelas son enciclopedias, sino que son una guía, un punto de inicio para comenzar una investigación más especifica en donde se separará la realidad de la ficción literaria.

–Qué estás escribiendo ahora? 
–Actualmente estoy trabajando en la tercera parte de una novela ambientada en el siglo XIX, en donde el personaje principal es un fotógrafo prusiano que viene a Paraguay en 1861 o sea un año antes de la muerte de don Carlos Antonio López. Esta novela está escrita en dos momentos históricos simultáneos, ya que el fotógrafo narra sus vivencias a un ilustre viajero en 1887, lo que hace que el lector maneje personajes históricos de ambas épocas.
En este mes de abril, junto con Editorial Lina, estoy lanzando mi primer cuento infantil “El aprendiz de brujo y el hada” y para mayo proyecto lanzar con editorial Fausto un cuento que obtuvo el 2º puesto en un concurso de Internet de la Asociación Andaluza de Egiptología “La princesa sin rostro”.
Tengo también tres novelas en el “freezer”, parte de otra saga, que tratan de la época de Cleopatra, Alejandro Magno, Ramses II y la invasión nazi a Grecia y París.

–¿Cuál es tu mayor anhelo?
–Me gustaría que la gente, en especial los niños, vuelvan a tomar el gusto por la lectura. Pero más me gustaría que se vuelva a la lectura por el simple gusto de leer y no por la “moda” de leer algo impuesto.

Visita a la “enamorada”
Cumpliendo un largo sueño, Hernández conoció el país de sus sueños . “En 1998 pude viajar a Egipto, siendo un autorregalo de mi cumpleaños 32, y aunque estuve solo 4 días fue una experiencia inolvidable, en especial llegar a la habitación del hotel faltando 15 minutos para que sea el día de mi cumpleaños, abrir la ventana y ver a no más de 4 km las tres pirámides iluminadas.

Es muy difícil para alguien hablar objetivamente de su ‘enamorada’. Eso mismo me pasa cuando me preguntan la impresión que me causó el estar en ese maravilloso país; sin embargo, muchas de las descripciones e impresiones que mis personajes hacen de Kemet (antigua denominación de Egipto que significa ‘tierra negra’) son las mías, valiéndome de la magia de la novela para poder explayarme en mis sentimientos”.
Fuente: La Nación, Asunción - Paraguay,domingo 18 abril 2010 
 

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