Hace unas semanas mientras chateaba con un antiguo compañero de escuela este me recordó la frase favorita de nuestra profesora de historia del tercer año del secundario: “¿No tiene nada que hacer?... entonces lea”.
Y si…mi profe era de una época en donde, a pesar que ya había televisión, la lectura todavía era considerada como “la opción” para pasar un buen rato sin hacer “macanadas”.
Hoy, como en aquella época, muchos prefieren la televisión u otros medios en donde lo que se consume ya este digerido. Es así que vivimos rodeados por una sociedad de zombis autómatas, carentes de imaginación. Y no es para menos ¿cómo van a tener imaginación si todo les viene digerido?
A diferencia de la televisión, donde los sentidos del sujeto son bombardeados con imágenes que no permiten creer otra cosa que lo que se ve, el libro, introduce a cada lector a un mundo distinto que lo transforma en protagonista y le permite “crear”, en su mente, imágenes con las “pistas” que el escritor ha dejado impresas en las amarillentas páginas.
¿Dónde han quedado aquellos tiempos en donde la imaginación nos hacia volar en una alfombra voladora a los mágicos palacios y desiertos de las mil y una noches, sumergirnos con el capitán Nemo en las profundidades del océano o simplemente internarnos en las selvas Malayas acompañándoos a Sandokan y sus tigres?
Sin la lectura la imaginación se reduce a su mínima expresión haciendo que nuestros sueños se disuelvan en una nebulosa.
Particularmente confieso que soy de aquel grupo cuyos integrantes, tildados de “viejazos”, prefieren un libro a la televisión. Y no puede ser de otra manera, necesito de mi imaginación para poder alimentar la de los demás.
Como siempre digo la mente es el vehiculo que nos hace viajar a cualquier época o lugar pero nuestros sueños y la lectura son el combustible que alimentan a esa máquina.
Entonces como decía mi profesora de historia, Margarita Arias: ¿No tiene nada que hacer?... entonces lea.
Totalmente de acuerdo, hoy los chicos ni siquieran saben leer, pero creo que el incentivo que un niño puede tener hacia la lectura es desde casa, de los papás de los abuelos, leyéndole cuentos desde pequeños, fábulas, poesías, aventuras, los clásicos infantiles De 10 chicos tal vez y con suerte dos sepan quien es el Principito, a si también es el vocabulario, muy pobre. Ale, lo que decía tu profe, yo les decía a mis hijos a la hora de la siesta en verano, jajaja.
ResponderBorrarBesitos
Cuanta razón tenía tu profesora y también tu ALEJANDRO, la lectura nos trae muchos beneficios, sin embargo, mucha gente prefiere otro tipo de entretenimientos, yo pienso que todo depende de las costumbres que hay en casa y también de los profesores que nos alienten a leer.
ResponderBorrarYo tuve suerte en ese sentido.
Un abrazo
El problema, Mabel, Rosa, es que ni los padres ni los que se dicen maestros no tienen pasiencia a los alumnos. Asi que es más facil enchufarlos en la tele o la compu que hacerles tomar el gusto por la lectura.
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