El reloj

Todos sabemos que un reloj es una maquina, dotada de un movimiento uniforme producido a través de un conjunto de engranajes dentados, equilibrados y sincronizados, que se ponen en funcionamiento gracias a un peso, muelle, o pila, y cuya función es dividir el día en horas minutos y segundos.

Cada uno de los engranajes de la compleja maquinaria cumple una función específica, la cual si se deja de realizar el reloj se detiene, requiriendo por ello un trato especial para su equilibrio y posible reparación en caso de necesitarlo.

Cada pieza, del mismo modo que necesita su espacio y cuidado específico, como por ejemplo un buen lubricante para su mejor desempeño, también requiere del resto de los engranajes para que la maquinaria funcione sobreentendiéndose que un engranaje solitario o alejado de los demás no sirve al propósito por el cual fue ubicado en ese sitio.

Cuando el equilibrio se rompe, debido al mal funcionamiento de una o varias de sus piezas, la maquinaria del cronómetro comienza a trabajar mal y sus piezas comienzan a desgastarse por el continuo roce entre ellas pudiendo llegar a la destrucción del aparato.

La familia, se asemeja a un reloj y como este necesita de la calibración y equilibrio de sus piezas para funcionar.

Cada pieza de este “reloj” es única y esta fraguada en un crisol de conceptos, principios, costumbres y porque no decirlo “mañas” que la definen como individuo al igual que cada pieza del reloj debiendo engranar a la perfección con el resto de las piezas que también son únicas y distintas.

Como en el reloj cada pieza debe cumplir con un conjunto de “tareas” o funciones especificas que si se dejan de hacer la maquinaria pierde el equilibrio deteniendo y/o destruyendose.

En el articulo que sigue a estas líneas, y que me fue enviado por mail, cuenta la historia de como muchas veces en la vida real una mala interpretación de como debemos criar a los hijos termina por separar a la pareja y por ende a la familia.

En el mencionado relato se dice que un exceso de atención hacia una de las partes de la familia, en perjuicio de otra, hace que esta termine por desintegrarse. Este pensamiento nos lleva a que al igual que en el complejo reloj, cada una de las partes de la familia deben estar en armonía y equilibrio entre ellas, cumpliendo sus obligaciones, cuidándose, respetando a cada uno de los demás “engranajes” teniendo en cuenta sus individualidades y necesidades, y sobre todo, autolubricandose mutuamente con amor.

Puede ser que el relojero determine que, en un reloj con mal funcionamiento, se deba cambiar una pieza que no está funcionando bien y la reemplace por otra, no obstante, esto no garantiza la buena marcha del cronometro debido a que el desgaste propio de la maquinaria que por mucho tiempo estuvo con mal desempeño y carente de lubricación puede exigir un mayor esfuerzo al nuevo engranaje con el consiguiente desgaste y rotura del mismo.

Por ultimo quiero señalar, según mi opinión, que la única diferencia que hay entre un individuo y las piezas del reloj es que mientras las ultimas se resignan a ser colocadas en una maquina determinada por el relojero, el individuo, puede elegir a que reloj pertenecer y el “engranaje” con el cual debería interactuar el resto de su vida. Es por ello que se debe tener mucho cuidado que ese “engranaje” sea de una aleación similar a la nuestra ya que como dije en un articulo anterior, por más que centrifuguemos el agua con el aceite solo conseguiremos una emulsión que con el tiempo se separará y hará que el reloj se detenga con las consecuencias que esto implica al resto de las partes de la maquinaria.