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sábado, 5 de febrero de 2011

!No nos destruyan!

Es lo que parece decir, a la turba levantada contra el presidente egipcio Muhammad Hosni Sayyid Mubarak, un grupo de mujeres y niños egipcios pintados hace más de tres mil años.
Con gran pesar he leído estas semanas el caos en que está envuelto el milenario país del Nilo y en especial la destrucción del patrimonio cultural de la humanidad realizada por individuos que aprovechando el manto de invisibilidad que otorga la turba lograron lo que más de 3.000 años no pudieron.
Más allá que las reivindicaciones planteadas sean justas o no, nada justifica el reprochable vandalismo y saña con la que estos individuos actuaron.
El escritor Carlos Malato dijo: “La ignorancia de las masas es la principal fuerza de los gobernantes” sin embargo cuando las masas se desbordan es precisamente la ignorancia la que más daño causa. Como ejemplo de esto tenemos los daños causados al patrimonio cultural durante la revolución francesa, la revolución rusa y ahora estas manifestaciones contra el presidente egipcio, entre otras durante el transcurso de la historia de la humanidad.
¿Que beneficio, en defensa de la democracia, puede traer el robar o destruir el patrimonio cultural? Tal vez habría que preguntarles también, esta misma pregunta, a los responsables del robo y destrucción en el museo de Irak durante la “intervención internacional” para el derrocamiento de Husein.
Es muy probable, a pesar del clamor de muchos ciudadanos del mundo en defensa del patrimonio de la humanidad, que estos vándalos se consideren a si mismos “patriotas” y dependiendo del giro de los acontecimientos sean recompensados por su “democrática participación” o sus manos cortadas por ladrones, pero el daño que han causado, como el de los Budas de Bāmiyān en Afganistan, jamás podra borrarse.
Sin embargo, a pesar del caos vivido en El Cairo, Alejandria y otras ciudades existen verdaderos heroes ciudadanos que ante la ausencia de la policía se aprestaron a defender su patrimonio, tanto en el Museo como en diversos lugares históricos del país como Karnak, Luxor entre otros lugares.¿Serán estos héroes recompensados cuando las aguas se calmen?
Creo que más allá del castigo que se debe dar a los culpables de estas barbaries, la actitud destructiva vista por todo el mundo en estas manifestaciones debería ser una demostración de que el pueblo no debe ser inculto ya que como dije es esta ignorancia la daga que se volverá contra su país, su historia y el mundo ya que un pueblo sin historia no es un pueblo. 
El hambre puede ser combatido, la injusticia condenada y un gobierno derrocado, pero no se puede hacer nada por la destrucción de la historia de un país y de los patrimonios de la humanidad.
Más allá de los intereses políticos y religiosos que se hallan agazapados detrás de estos movimientos populares deseo con todo mi corazón que el Nilo vuelva a correr sin sangre y que el sol ilumine nuevamente el rostro de los egipcios.
Defendamos al patrimonio cultural de cada uno de nuestros países para el bien del mundo entero.

miércoles, 21 de enero de 2009

Tesoros de la humanidad o botin egoista

¿Deben los museos devolver objetos de otra nación?
                     
Estoy de acuerdo en que los países deberían devolver lo que en nombre de la arqueología se ha sustraído de Egipto y de otros tantos países como México o Perú. He leído que se dice que muchas de las piezas de los museos son "regalos" que Egipto ha hecho por el aporte hecho por las expediciones. En cuanto a eso solo diré que en muchos casos es fácil conseguir regalos cuando el que los recibe es el que manda como el caso de Francia durante la invasión Napoleónica, Inglaterra a principio del siglo pasado, o naciones beligerantes que de paso por un sitio arqueológico simplemente toman los objetos como souvenir, trofeos de guerra o de conquista.
Muchos dicen que lo que esta en los museos, independientemente que Egipto u otra nación como Perú o México, pueda o no conservarlo en condiciones apropiadas, es patrimonio de la humanidad y que debe quedarse donde esta. A este planteamiento yo respondo con el siguiente ABSURDO:
La puerta de Toledo puede quedar muy bien en la plaza San Martín de Buenos Aires, o la torre del reloj de Londres debería ser llevada a EUA para adornar el capitolio norteamericano, la estatua de Lincol quedaría muy bien en la plaza roja de Moscú, o la muralla china podría muy bien ser llevada a Australia ya que todos tienen derecho a disfrutar de los mencionados monumentos.
¿Como se sentirían los británicos si las joyas de la corona fueran llevadas a ser expuestas "permanentemente" en el museo de Kenia u otro museo del mundo?
 Estoy seguro que nadie sobre la faz de la tierra apoyaría esto.
 No es el valor monetario lo que esta en juego sino lo que ese objeto representa para ese pueblo. ¿Cuanto puede valer como objeto, un libro de 1300 páginas y 42 líneas por cada una de ellas? Ahora bien si ese mismo libro es la 1ª Biblia publicada por Gutemberg ¿Cuanto vale?
El valor de una cosa esta dado por lo que este representa para el pueblo que la creó, es por ello que otra nación por más bien intencionada que sea en cuanto a la conservación del objeto, no tiene derecho a poseer ese trozo de historia ajena.
Si Egipto no tiene las condiciones para albergar todo lo que se ha extraído y desparramado por el mundo entero, pues debería ser ayudado económicamente por los países que usufructuaron de sus tesoros como pago por el tiempo que estos estuvieron maravillando a sus ciudadanos.
Los tesoros de Egipto, México, Perú, o donde sea, deberían volver a su país de origen. Si el mundo quiere ver esas maravillas que se hagan copias u hologramas.
La humanidad tiene que tomar conciencia que no se puede andar exhibiendo por ahí el patrimonio cultural de una nación centenaria como el caso de México o Perú o milenaria como Egipto o Irak (Babilonia, Asiria, Elam), entre otras tantas.
El ver un sitio histórico, completo, con todos sus elementos, hoy está a un "clic" de distancia; no hace falta que el objeto físico esté detrás de una vitrina totalmente fuera del contexto de donde y para lo que fue creado.
Hasta ahora he hablado de objetos, pero cuando este “objeto” es una momia la situación empeora. ¿Que derecho tenemos de conservar detrás de una vitrina al cuerpo de una PERSONA que nació, creció y murió en un lejano país, despojándolo de todo lo que él y sus familiares creían, simplemente para satisfacer la curiosidad de los visitantes?
Un investigador puede aprender mucho más en un sitio arqueológico recién descubierto como un estudiante o aficionado puede hacerlo desde su monitor, percibiendo ese mismo sitio recién descubierto, en tiempo real, en ves de hacerlo detrás de la vitrina de un museo.
Es loable la actitud y el trabajo que Zahi Hawass, su equipo y su sucesor en el Consejo Supremo de las Antiguedades Egipcias,Abdel Maqsud, han llevando a cabo en cuanto a la negociación y recuperación de su patrimonio histórico. Estoy seguro que cuando él se propuso empezar con esa titánica lucha muchos creyeron que su intención seria solo una utopía y el tiempo nos mostró y nos seguirá demostrando lo contrario.