Con gran pesar he leído estas semanas el caos en que está envuelto el milenario país del Nilo y en especial la destrucción del patrimonio cultural de la humanidad realizada por individuos que aprovechando el manto de invisibilidad que otorga la turba lograron lo que más de 3.000 años no pudieron.
Más allá que las reivindicaciones planteadas sean justas o no, nada justifica el reprochable vandalismo y saña con la que estos individuos actuaron.
El escritor Carlos Malato dijo: “La ignorancia de las masas es la principal fuerza de los gobernantes” sin embargo cuando las masas se desbordan es precisamente la ignorancia la que más daño causa. Como ejemplo de esto tenemos los daños causados al patrimonio cultural durante la revolución francesa, la revolución rusa y ahora estas manifestaciones contra el presidente egipcio, entre otras durante el transcurso de la historia de la humanidad.
¿Que beneficio, en defensa de la democracia, puede traer el robar o destruir el patrimonio cultural? Tal vez habría que preguntarles también, esta misma pregunta, a los responsables del robo y destrucción en el museo de Irak durante la “intervención internacional” para el derrocamiento de Husein.
Es muy probable, a pesar del clamor de muchos ciudadanos del mundo en defensa del patrimonio de la humanidad, que estos vándalos se consideren a si mismos “patriotas” y dependiendo del giro de los acontecimientos sean recompensados por su “democrática participación” o sus manos cortadas por ladrones, pero el daño que han causado, como el de los Budas de Bāmiyān en Afganistan, jamás podra borrarse.
Sin embargo, a pesar del caos vivido en El Cairo, Alejandria y otras ciudades existen verdaderos heroes ciudadanos que ante la ausencia de la policía se aprestaron a defender su patrimonio, tanto en el Museo como en diversos lugares históricos del país como Karnak, Luxor entre otros lugares.¿Serán estos héroes recompensados cuando las aguas se calmen?
Creo que más allá del castigo que se debe dar a los culpables de estas barbaries, la actitud destructiva vista por todo el mundo en estas manifestaciones debería ser una demostración de que el pueblo no debe ser inculto ya que como dije es esta ignorancia la daga que se volverá contra su país, su historia y el mundo ya que un pueblo sin historia no es un pueblo.
El hambre puede ser combatido, la injusticia condenada y un gobierno derrocado, pero no se puede hacer nada por la destrucción de la historia de un país y de los patrimonios de la humanidad.
Más allá de los intereses políticos y religiosos que se hallan agazapados detrás de estos movimientos populares deseo con todo mi corazón que el Nilo vuelva a correr sin sangre y que el sol ilumine nuevamente el rostro de los egipcios.
Defendamos al patrimonio cultural de cada uno de nuestros países para el bien del mundo entero.