Cuentos en el blog

lunes, 20 de julio de 2015

Día de los INCONDICIONALES


Como todos los años para esta fecha, los saludos y felicitaciones vuelven a llegar.
Esta peculiaridad se debe, en su mayoría, a que el gran dios creador de costumbres lucrativas que reina en todos los “no lugares” (léase Shopping) y conexos lo ordena. 
Por supuesto esta “divina providencia”, contribuye a que los comerciantes llenen sus bolsillos con el vil metal a cambio de baratijas que de otra forma no tendrían ninguna salida. 


Tanto es el grado de “zombismo” y obediencia a este ser invisible, que lamentablemente y a pesar de millones de mensajes, tarjetas, e-mail, con reflexiones sobre la amistad, el real significado de esta queda en el olvido y con un bolígrafo, un señalador, o una taza, ya se ha “cumplido” con el “pesado” de la oficina que nos toco en suerte en un papelito entregado por alguna voluntariosa y abnegada secretaria que cumple con este mandato divino.


Sin embargo, existe un grupo reducido de personas que entienden y coinciden que un verdadero amigo, muchas veces más significativo y más querido que un pariente impuesto por la genética, es como una extraña y exótica semilla que luego de germinar se enraíza en las fibras más íntimas de nuestro ser haciendo de los individuos, ahora amigos, un ente que ni la distancia ni el tiempo pueden separar. O como dijo Arisóteles:



"Un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas."


A mi entender, no es necesario un día para recordar a esos seres, a los que yo llamo "hermanos del corazón" y a quienes estamos unidos por un extraño cordón invisible que nos hace presentir que algo esta mal y que necesitan de nosotros. Un día para agasajar a esos incondicionales por los cuales responderé, y responderán, cuando sea y donde sea necesario. Ese día es todos los días del año y ninguno en particular. 
Porque como dice uno de los tantos mensajes que rondan el ciberespacio:


“Los verdaderos amigos son como las estrellas, tal vez no se puedan tocar o inclusive ver pero, pueden estar seguros, que allí están y estarán por siempre”.

Muchas felicidades a los que forman parte de esta familia que, sin genes compartidos, fusionan sus almas con la mía.

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