Cuentos en el blog

domingo, 9 de agosto de 2009

El mar


Para muchos simplemente una gran masa de agua salada que cubre la mayor parte de la superficie terrestre, para otros, fuente inagotable de inspiración y sueños.
Desde el comienzo de los tiempos el hombre lo observó con admiración y respeto para poco a poco ir adentrándose en sus infinitos misterios.
Desde la primera vez que lo ví, quedé prendado de él. Hechizado, podría decirse, por el continuo e interminable vaivén de sus frescas olas lamiendo la tibia arena y dejando detrás de si, entre la espuma, infinidad de tesoros arrancados de sus entrañas.
Recuerdo haber estado por horas enteras mirando documentales de las increibles criaturas marinas, que aunque en blanco y negro, no dejaban de alimentar mi imaginación sobre ellas y los misteriosos parajes en los que habitaban.
Mirar imponente disco solar alzándose de entre las casi negras aguas surcadas por rojas olas que rompen furiosa contra un viejo espigón abandonado, casi hundido en la húmeda arena, exponiendo al cielo sus maderas podridas cargadas de diminutas algas, berberechos y mejillones, o escuchar el sordo entrechocar de las aguas contra las rocas de un acantilado en donde millares de cangrejos compiten entre sí en busca de comida, mientras bandadas de aves marinas escudriñan desde lo alto.
¿Acaso alguien puede resistirse al subyugante espectáculo que ofrece la luna llena, desparramando su fría luz de plata, sobre las espumosas olas del mar?
Las palabras quedan carentes de sentido ante tan imponente creación; y adhiriéndome a las palabras de un poeta, cuyo nombre se perdió en el moderno mar del ciberespacio:
"Si el mar fuera tinta y el cielo fuera papel aún no alcanzaría para escribir todo lo que siento por ti".
Creo que se quedó corto ¿No lo creen?

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