Cuentos en el blog

domingo, 28 de noviembre de 2010

Dejemos que el niño sea niño.

 Siguiendo con el tema del maltrato a los niños del post anterior y de varios blogs sobre el derecho de los niños que he leído este fin de semana, pondré mi granito de arena.
No solo se priva a un niño de su derecho maltratandolo; enviándolo a trabajar a las calles, para que sus “donadores de esperma y óvulos”(pues no son padres) se gasten las monedas obtenidas en bebidas o estupefacientes; o infinidad de atrocidades. Existen otras maneras, entre ellas, el “robarle” al niño el derecho de “SER NIÑO”. ¿Como se puede robar este derecho? Simple. Solamente inducir al niño a que no lo sea. Cuantas veces hemos visto a un padre decir a su hijo de jardín de infantes: “mira como te mira esa nenita de seguro quiere ser tu novia” ¿Por qué meter en la cabecita de un niño de tres o cuatro años conceptos y situaciones de los cuales no esta preparado ni psíquica ni físicamente?. Otro caso de este “abuso” es cuando se obliga a un niño de diez años a despojarse de sus juguetes pues “ya estas grande para jugar con cochecitos, anda a buscarte una novia”. Estas frases aparentemente inocentes, graciosas y sin mala intención, son un clase de abuso ya que privan al niño de evolucionar en el tiempo correcto, haciéndolo quemar etapas fuera de tiempo.
Cada individuo debe evolucionar por si solo en un tiempo cronológico que no es igual para todos. Si el niño quiere ser niño que lo sea, ya habrá tiempo para que vaya a fiestas, tenga novia y entre al difícil mundo del adulto.
Si nuestras sociedades están como están es, en parte porque los niños ya no son niños sino adultos en miniatura. Es gracioso, para algunos, ver a un niño fumar como el caso del bebe de filipinas cuya “hazaña” circuló por la red hace unos meses, sin embargo ¿qué clase de ciudadanos estamos formando fomentando ese tipo de gracias?
Todo tiene su tiempo. Recuerden que un tomate arrancado de la planta antes de tiempo y madurado por medios artificiales no tiene el mismo sabor del que lo hizo en su debido tiempo y bajo los tibios rayos del sol.

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