Un día muy parecido al de hoy, siendo un poco más de las ocho de la mañana, con temperatura agradable para la época y con un sol radiante acompañado de unas pocas nubes, me encontraba en mi escuela el EET Nº 1 Miguel Martín de Güemes, durante la hora de ingles, cuando de pronto ingresó la profesora de historia Margarita Arias interrumpiendo la clase.
Ese día algo extraño se “olía” en el ambiente ya que las emisoras de radio habían suspendido sus transmisiones normales para pasar música folclórica.
Vestida elegantemente, como de costumbre, con su tapado de piel, llevaba un ejemplar del día del diario Clarín al cual mostró con orgullo.
El ejemplar de la segunda edición del diario matutino argentino decía en su portada con letras grandes “Tropas argentinas desembarcaron hoy en las Malvinas” “Efectivos de las tres fuerzas armadas avanzaban esta madrugada hacia la capital de las islas”
Los titulares continuaban haciendo referencia al discurso que daría el entonces presidente de facto Galtieri y la preocupación de los Estados Unidos por el conflicto.
Esta demás decir que la contagiosa euforia de la profe Margarita nos embargó a todos dándose, de hecho, el final de la clase de ingles por ese día.
Ese mismo día nos enteramos por los sucesivos comunicados oficiales, precedidos por la hasta ese entonces desconocida marcha de Malvinas, que un importante número de efectivos militares argentinos movilizados a través de un sigiloso operativo con una fuerza naval integrada por el buque de desembarco Cabo San Antonio, el portaviones 25 de Mayo, los destructores Hércules y Santísima Trinidad, las corbetas Drumond y Granville, el rompehielos Irízar y el submarino Santa Fe, desembarca sorpresivamente en las Islas, ubicadas a setecientos kilómetros del continente, tomándolas con el saldo de un oficial y dos soldados muertos, que fueron los primeros de varios cientos durante todo el conflicto.
Ese día el nacionalismo tomó las calles. Inclusive aquellos que fueron “garroteados” días antes al enfrentarse por reivindicaciones a la policía, con sus brazos y piernas enyesados, vitoreaban al presidente Galtieri.
Veinte y ocho años han pasado de ese día y todos sabemos en que terminó aquella reivindicación de soberanía.
Las Malvinas siguen bajo la bandera del Reino Unido, decenas de barcos y aviones descansan en el lecho del mar como mudos testigos de aquella gesta. Hoy se dice que el petróleo que se encuentra en la zona es de baja calidad y la empresa británica que lo explotaría a tenido cuantiosas perdidas al caer sus acciones a la mitad, sin embargo el recuerdo de aquel día, en especial la orgullosa imagen de mi querida profesora de historia, todavía me hace, como dice el tango, “piantar un lagrimón”.
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